Érase una vez un director sin personalidad, sometido y entregado con fe, a las directrices de un productor.
En el fondo, Michael bay (director) y Bruckheimer (productor) son tal para cual.
Escenifican la peor versión del "quiero y no puedo", esto es, quiero rodar una gran superproducción con un reparto adecuado a tal efecto y sin reparar en gastos (lo lógico vamos), y el "no puedo", porque no soy capaz de rodar algo realmente brillante, ya que carezco de esa consabida habilidad, tan necesaria en este arte, para poder hacerlo.

Aunque, en el fondo les da igual, gracias a tanto dinero (invertidos tanto en la película como en publicidad) la película funciona en taquilla y los permite conservar su posición e incluso, me atrevería a decir, pensar que estan haciendo algo grande.

Nada más lejos de la realidad, "Pearl Harbor" es un film ridículo, de guión endeble, solo preocupado en rodar esos 45 minutos de ataque Japonés con el mayor estruendo visual y sonoro posible.Hasta ese punto incluso podriamos justificarla, el problema es como va rodeada de una historia de amor absurda que no se creen ni los actores y de un final alargado sin sentido y carente de interés.
3 horas de auténtico ladrillo, incoherente y sin ningún sentido de la verguenza (la escena de la botella de coca-cola debe ser de las que más sonrojo me han producido en una sala de cine).

Igual la culpa es mia por ir a verla.
Ya en "Armaggedon", Bay demostraba su "habilidad" para las escenas románticas en ese"anuncio de perfumes" en el prado con "galletitas" que daba auténticas arcadas.

Debió olerme mal por tanto que este director rodara una película emulando a "De aquí a la eternidad", aunque mucho me temo que ni se molestaron en verla, o si lo hicieron debieron copiarla sin más.
Una auténtica basura.