Paul Newman se puso en la piel del protagonista de la novela de Walter Tevis para personificar inmejorablemente al antihéroe amoral y rebelde Eddie Felson, eje central de este prodigioso estudio psicológico enfocado en el afán de triunfo, la explotación ajena y la decepción del fracaso.

Usando el mundo del billar como telón de fondo, Robert Rossen (quien también ejerce de productor) realiza una labor extraordinaria al retratar a sus personajes con poética y elevada sensibilidad en este drama de perdedores enmarcado en un ambiente turbio.
Para conseguir transmitir ese tono taciturno que rezuma la historia, así como para lograr esa atmósfera humeante, apesadumbrada y llena de amargura, Rossen cuenta con la inestimable ayuda de una excelente fotografía en blanco y negro de Eugene Shuftan.

Las interpretaciones son sencillamente de matrícula de honor en esta descarnada obra maestra, empezando por un colosal Newman y continuando por George C. Scott, Jackie Gleason o una sensible, frágil y sufridora Piper Laurie en el papel de Sarah Packard.

Martin Scorsese dirigiría veinticinco años después "El Color Del Dinero", una especie de continuación o secuela de esta película que también contaba con la presencia de Paul Newman.