Otra película mal llamada "comedia".

Creo que el cine americano debería erradicar esa categoría a la mayoría de sus películas, porque ni son comedia ni son románticas.

Propongo que directamente las etiqueten como "bodríos". Seguro que seguirán teniendo su público y así los demás no vamos a verlas engañados por falsas esperanzas de ver una comedia.

La historia daba más de sí, ya que tiene un punto original, pero no hay química entre los personajes, las situaciones son absurdas y la música es espantosa y estridente.

Sólo es apta para incondicionales de Mathew Perry.