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Voto de Caligari58:
9
7,9
3.321
2 de abril de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que hace tan fascinante al personaje del Dr. Mabuse es que su poder se basa en su mente, en sus dotes hipnóticas y su habilidad para dominar y manipular a los que le rodean , así como en su inteligencia para planificar sus fechorías (especialmente la jugada en la Bolsa, la mejor escena de la película, con el movimiento de las chisteras de los demás y la absoluta inmovilidad del protagonista). El film pretende también ser un retrato de su época, de esos primeros años de la república de Weimar, y ahí yo creo que se queda un poco corto pues se centra en los lujosos locales nocturnos y no vemos apenas nada de la vida de las clases populares. Supongo que los empobrecidos habitantes de aquella Alemania preferían ver en la pantalla elegantes cabarets y lujosas mansiones antes que sus casas cochambrosas. De todas formas, aparecen demasiados a lo largo de la película y también hay excesivas partidas de cartas (aunque todas estén magníficamente filmadas, especialmente la que enfrenta a Mabuse con el fiscal von Wenk).
Se ha dicho que el protagonista se parece a Hitler pero muy bien podría ser al revés. El dictador alemán era un gran aficionado al cine y seguro que la mirada penetrante de Klein-Rogge le llamó la atención y pudo quizás incorporarla a su repertorio "teatral".
Se ha dicho que el protagonista se parece a Hitler pero muy bien podría ser al revés. El dictador alemán era un gran aficionado al cine y seguro que la mirada penetrante de Klein-Rogge le llamó la atención y pudo quizás incorporarla a su repertorio "teatral".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aparte de las escenas ya mencionadas, destacaría el encuentro en prisión de las dos mujeres de la película, la bailarina Carozza y la condesa Told , en el que esta aburrida aristócrata descubre que el amor existe. También es interesante la escena en la que Mabuse agita a las masas para conseguir matar a su esbirro Pesch, detenido por la policía. Supongo que este tipo de algaradas eran habituales en la época. La desbocada carrera automovilística del fiscal hipnotizado es también muy notable. Realmente siniestras las pesadillas que tiene el conde Told al recordar cómo llegó a hacer trampas a las cartas contra su voluntad. Y, por supuesto, inolvidable la escena final, con la locura del protagonista, encerrado en su propio escondrijo.