Todo lo que está haciendo Netflix tiene un parecido casi estremecedor, esas dinámicas emotivas entre personajes atormentados, histéricos, sobrepasados de hormonas y traumas y la gente corriente y mundana. Son heroes de aquí mismo, de vivir como vecino del quinto que sale al rellano en bata y gallumbos, o vendiendo lechugas en la tienda del barrio... Sin embargo a ellos les pasa algo en la cabecita, ellos no son mundanos, sus poderes les conducen a la estulticia, paulatinamente, con cada "nueva" saga que se estrena. Daredevil, correcto, Ironfist...
Iron Fist es un tio con una bombilla en la mano que debería parecer inocente, puro. Te lo ponen haciendo catas con su iPod y música modernita, y como que muy guay, y claro, ese pedazo poder suyo, pues no se lo puedan dar a un descerabrado... pero... si que pueden. Toda los capitulos iniciales son de verguenza ajena, la conexión entre personajes, absurda, mucho más cuando la serie da un giro "inesperado"... tachan... La Mano somos todos, como Hacienda. Pero, el comienzo, todo el desarrollo en el psiquiátrico... bueno... ahí las licencias las reparten en una tómbola... "Mire, le traigo a este, no es familiar ni nadie sobre el que legalmente pueda opinar, y así sin juez de por medio, se lo meto aquí en su loquerería ¿le parece bien?" "hombre claro, que soy psiquiatra, déjelo por ahí" "¿no le preocupa el tema de las denucias por secuestro?" "¡¡¡Bah!!! ¡¡¡Eso es un bulo de internet!!!"
Por cierto, en china no hay katanas ni karate, ni hablan el mismo idioma que en japón, ni sensei, ni dojo... Chino y japones son cosas culturalmente muy distintas (de hecho se odian un poco)