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Voto de Mario Santos:
7
7,1
26.431
Drama
Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de sus referencias al movimiento dogma, y de la espléndida actuación de Mikkelsen, quien sobrevive airoso a un sinfín de primeros planos que ejecutan a la perfección el devenir de su personaje y del alma de la película, Mr. Vinterberg no logra salir de las medias tintas comedicas y dramáticas en un filme del que uno podía esperar más audacia. Me explayo:
La sabía utilizacion de la luz enriquecen el film y, a mí saber, es la columna vertebral de la película. Muchísima luz natural, con escenas hermosas de grandes ventanales, de naturaleza, simples primeros planos solo iluminados por un velador, sombras ubicadas a dedillo en las caras argumentan a favor y en contra de acuerdo al destino del personaje. El movimiento dogma sigue vivo, aunque no sea en la totalidad del metraje.
Mención honorífica para los cuatro protagonistas pero por sobre todo a Mikkelsen y su delicioso y sutil cambio de rostro tanto en la sobriedad, en la borrachera, al principio del filme, arrastrando una muerte en vida y al final del mismo, habiéndose curtido de unas cuantas experiencias fuera del molde. Los momentos en los que vacila y decide son hasta meritorios a una nominación al Oscar.
Aún así Vinterberg, quien propone como hilo conductor nada más y nada menos que: la crisis de los cuarenta, la soledad, el paso del tiempo, el amesetamiento de la vida (tanto en familia como soltero), la falta de disrupción en la rutina, la juventud... Bajo el manto conductor del alcohol, queda en el camino ya que carece de agallas para definir una primera mitad de película que tiene más comedia que drama y que, gracias a su talento, maniobra con destreza para no caer en los simplismos de reírnos de ver gente borracha.
Sin embargo desde la hora y cuarto de película, cuando se produce el quiebre y pasamos del júbilo a conocer el efecto de la vida color de rosa que venían teniendo los muchachos, se queda a medio camino por no tener las agallas de mostrar con más crudeza y desenfado las consecuencias de lo que se plantea en la primera mitad:
La sabía utilizacion de la luz enriquecen el film y, a mí saber, es la columna vertebral de la película. Muchísima luz natural, con escenas hermosas de grandes ventanales, de naturaleza, simples primeros planos solo iluminados por un velador, sombras ubicadas a dedillo en las caras argumentan a favor y en contra de acuerdo al destino del personaje. El movimiento dogma sigue vivo, aunque no sea en la totalidad del metraje.
Mención honorífica para los cuatro protagonistas pero por sobre todo a Mikkelsen y su delicioso y sutil cambio de rostro tanto en la sobriedad, en la borrachera, al principio del filme, arrastrando una muerte en vida y al final del mismo, habiéndose curtido de unas cuantas experiencias fuera del molde. Los momentos en los que vacila y decide son hasta meritorios a una nominación al Oscar.
Aún así Vinterberg, quien propone como hilo conductor nada más y nada menos que: la crisis de los cuarenta, la soledad, el paso del tiempo, el amesetamiento de la vida (tanto en familia como soltero), la falta de disrupción en la rutina, la juventud... Bajo el manto conductor del alcohol, queda en el camino ya que carece de agallas para definir una primera mitad de película que tiene más comedia que drama y que, gracias a su talento, maniobra con destreza para no caer en los simplismos de reírnos de ver gente borracha.
Sin embargo desde la hora y cuarto de película, cuando se produce el quiebre y pasamos del júbilo a conocer el efecto de la vida color de rosa que venían teniendo los muchachos, se queda a medio camino por no tener las agallas de mostrar con más crudeza y desenfado las consecuencias de lo que se plantea en la primera mitad:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La muerte de Tommy, patriótica y simbólica en el mar que rodea Dinamarca (como varias veces escuchamos en su himno que repiten en la peli hasta el cansancio), se siente fría, carece de un desarrollo razonable y genera más tristeza por la escena del velorio que por el cariño que uno le haya podido tomar al personaje.
Las Parejas de los dos casados del grupo son mostradas siempre sin ningún tipo de desarrollo más allá de formar parte del fastidio por el que los protagonistas toman el camino que toman.
Incluso la escena dónde el músico le ofrece a un estudiante tomar alcohol para rendir un examen, es mostrada con tanta mesura y hasta cierta comedia que desentona con la barrabasada conceptual que se está proponiendo.
Pero quizás el mal mayor es la tibieza con la que Vinterberg resuelve a nuestro protagonista. Vemos que la pareja le va a dar una segunda oportunidad, que no toco ese fondo que llevo a Tommy a la muerte, y que tiene que decidir que va a hacer. Elije tomar desmedidamente para sentirse una estrella de rock, junto a sus estudiantes, y cierra dicha celebración arrojandose al mar. El espectador va a decidir si este es un episodio aislado o Martín efectivamente terminará como Tommy.
Muy blando ese final para una película que tenía la oportunidad de poner sobre la mesa el desmedido consumo de alcohol y la aceptación social que tiene no solo en Dinamarca sino en el mundo en general. Si quiero ver una comedia sobre el tema, hay miles, me quedo con Sideways. Si tengo que elegir un drama sobre este tema, que no abundan para nada, me quedo con Leaving Las Vegas. El talento para hacer algo mejor Vinterberg lo tiene, una lástima que no lo haya aprovechado.
Las Parejas de los dos casados del grupo son mostradas siempre sin ningún tipo de desarrollo más allá de formar parte del fastidio por el que los protagonistas toman el camino que toman.
Incluso la escena dónde el músico le ofrece a un estudiante tomar alcohol para rendir un examen, es mostrada con tanta mesura y hasta cierta comedia que desentona con la barrabasada conceptual que se está proponiendo.
Pero quizás el mal mayor es la tibieza con la que Vinterberg resuelve a nuestro protagonista. Vemos que la pareja le va a dar una segunda oportunidad, que no toco ese fondo que llevo a Tommy a la muerte, y que tiene que decidir que va a hacer. Elije tomar desmedidamente para sentirse una estrella de rock, junto a sus estudiantes, y cierra dicha celebración arrojandose al mar. El espectador va a decidir si este es un episodio aislado o Martín efectivamente terminará como Tommy.
Muy blando ese final para una película que tenía la oportunidad de poner sobre la mesa el desmedido consumo de alcohol y la aceptación social que tiene no solo en Dinamarca sino en el mundo en general. Si quiero ver una comedia sobre el tema, hay miles, me quedo con Sideways. Si tengo que elegir un drama sobre este tema, que no abundan para nada, me quedo con Leaving Las Vegas. El talento para hacer algo mejor Vinterberg lo tiene, una lástima que no lo haya aprovechado.