Si uno es capaz de dejar atrás los prejuicios morales iniciales que uno pueda tener (no es mi caso) solo nos queda dejarnos arrollar por la película de amor más redonda en lo que va de década. La narración no decae en ningún momento, las interpretaciones en especial la de Adèle son prodigiosas, uno sufre, disfruta, desea y se desespera compartiendo las emociones con nuestra protagonista. El viaje sexual y afectivo desde la adolescente confusa a la adulta en que se convierte Adèle es en todo momento intensa y apasionante.
Para rematar la faena 2 mujeres bellisimas se nos entregan en cuerpo y alma y lo dan absolutamente todo por la historia..
Curiosamente las 2 historias de amor que más me han emocionado en lo que va de siglo son de temática homosexual, esta y Brokeback Mountain y yo desde mi heterosexualidad solo reafirmo mi pensar que el amor es el amor y los prejuicios una estupidez.