Margaret Qualley interpreta a una madre separada, con una hija a la que se utiliza como moneda de cambio. Los primeros capítulos provocan mas desgana que interés. A partir del cuarto suceden cosas que apetecen, aunque jamás, según mi discutible criterio, consigue remontar hasta la nota que recibe en esta página.

Continúo pensando que las series son el anclaje emocional de muchos; se van enganchando a los episodios, hasta que terminan percibiendo a sus protagonistas, como parte de la propia familia.

Cada día más alejados, a la vez que más conectados. Es complicado encontrar pareja estable por tiempo indefinido, todas se consolidan con fecha de caducidad evidente, aunque no impresa. De eso y algunas cosilla más trata LA ASISTENTA.