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Voto de Don Hantonio Manué:
6
Drama Ponyboy es un adolescente huérfano que, al igual que sus hermanos y amigos, pertenece a la banda de "Los Grasientos". Tienen su propio territorio y una banda rival, "Los Dandis". Una noche, después de una pelea, un "dandi" muere acuchillado. Entonces, Ponyboy y su amigo Johnny deciden huir. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2023
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A diferencia de "La ley de la calle", "Rebeldes" se aleja del vanguardismo y vendría a ser un cine adolescente y generacional más normalito, que pudiera pasar por una versión muy estilosa y a la americana de nuestro intransferible cine quinqui. No, desde luego, desde un realismo descarnado, pues sigue teniendo bastante de evocación artificiosa, por mucho que los temas sean duros y muy reales, pero aquí sí que hay personajes propiamente dichos, con sus nombres molones (Sodapop, Ponyboy…) aunque quizá no tan carismáticos y entrañables como se pretende, como si la película no dejase del todo espacio para su lucimiento (veo que hay distintos montajes).

“Coming on age” puro, en torno a estas pandillas que quedan para pegarse e incluso para matarse si surge la ocasión, con tremendas carencias educativas y familiares; son carne de cañón, adultos antes de tiempo, pero los lazos fraternos, de sangre o no, que se establecen entre ellos son un intento por sustituir a las familias que les faltan por azares de la vida. Son los años 50 y la lucha es entre pijos y engominados, subculturas muy marcadas y determinadas por la clase social; una barrera que por breves instantes puede superarse, en especial de si chicas guapas se trata, o cuando llegan a conocerse de verdad y se reconocen como en el fondo iguales unos a los otros... pero que no puede evitar perpetuarse a largo plazo.

La sala de cine enmarca el relato retrospectivo y circular que es la película. Muestra Coppola, aunque intermitente, su destreza visual, haciendo uso de fuentes de luz, de música rockera de la época. Sacándosela en secuencias tan potentes como las de la fuente, con esa sangre invadiendo el encuadre, la iglesia abandonada en el campo; lugar de confesión a modo de paréntesis, en un homenaje directo a “Lo que el viento se llevó” (guerra entre una y otra América, a fin de cuentas, o misma lógica a pequeña-gran escala), con esas siluetas recortadas en un crepúsculo naranja… también un lugar donde la expiación cobra la forma de un incendio fatídico, en otra escena brillante.

La pelea entre el fuego, la lluvia y el fango; violencia que conduce a un callejón sin salida, impulsividad y azar que lo mismo te pueden llevar al asesinato sin darte cuenta, o bien te convierten en un héroe, así un poco a lo tonto. Hay un deseo de huir, de poner fin a esa violencia, en el fondo absurda y sin sentido. Chavales que tienen el bien y el mal dentro sí, enfrentados a cuestiones morales complicadas para su corta edad y que a veces no puede evitar exteriorizar al niño que son, una inocencia precaria en medio del horror.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Don Hantonio Manué
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