Entrando en detalle, las críticas a la sociedad estadounidense resultan muy graciosas, sobretodo las que se hacen al servicio de emergencias, al conjunto policial o a los medios de comunicación y sus reporteros.

En cuanto a detalles narrativos, me quedo con el principio de la película, cuando el pasajero del avión que está al lado de John McClane (Bruce Willis) le aconseja los masajes con los pies descalzos sobre moqueta y cómo este pequeño detalle casi arruina el plan del protagonista más adelante, con los pies llenos de cortes ocasionados por los cristales rotos.

Otro detalle a comentar sería cómo afecta a la trama el hecho de que, también al principio del filme, Holly Gennero (Bonnie Bedelia), la esposa de McClane, tumbe la foto familiar de su despacho, cosa que hará que el enemigo principal, Hans Grober (Alan Rickman), no se dé cuenta hasta el final de la relación entre los dos personajes y éstos puedan salir con vida del incidente.

Llegados a este punto, sólo queda decir una cosa: "Yippee-ki-yay, motherfucker"