Pues no tiene mucho del Universo Bond que conocemos. Más bien nada. Aquí Bond se llama Jimmy, es estadounidense y su amigo Leiter es británico. Y bebe whisky escocés. ¡Brrrrr! Un telefilme bastante mediocre donde brilla el gran Peter Lorre, con esa voz sibilina sin subir de tono, que parece la de una serpiente a punto de asestar el golpe definitivo a su víctima. Una de espías en un casino, con tipos raros que deambulan por el hotel con una seguridad bastante lamentable y torturan al amigo Jimmy, algo similar a lo que le ocurre a Daniel Craig en su versión, donde se lleva más tortas que un panadero.

Mediocre, del montón. Para completistas.