No tenemos muy claro si los títulos de Jason Bourne son naturales del mejor marketing cinematográfico, lo que sí sabemos es que dan indicios de cada entrega, un vestigio de que lo veremos: en la primera Bourne obtuvo identidad, noción de su persona; y con la palabra "supremacía", uno tendría que barajar varias posibilidades para retener la más sensata; ¿Bourne mejora? ¿Bourne entrena más, se convierte en un auténtico asesino profesional? ¿Recuerda más sobre sí mismo? Al fin y al cabo, ésta secuela es la plausible y necesaria metamorfosis de Bourne. David Webb ya descubrió que tenía habilidades sobresalientes, ahora debe afrontar su destino transformándose en un asesino frío y tan hábil como implacable llamado Jason Bourne, (Greengrass captura los rostros pavorosos con su llegada).

En esta oportunidad, la secuela ajusta los engranajes secretos de la primera; paseamos más por la agencia de la CIA al lado de Pamela, (Joan Allen), y Ward Abbott, (Brian Cox), con sus idas y venidas en torno al proyecto 'Treadstone' pues mientras Pamela quiere saber la verdad, Abbott quiere dejarla en el pasado para dejar la reputación oficial de punta en blanco, pero finalmente, accede a regañadientes. En se juego de influencias, combinado con el relato de venganza y redención que ofrece "The Bourne Supremacy", estamos seguros de que este filme es un deleite, en común con su admirable acción.
Podríamos hasta hacer monografías de las decisiones clarividentes de Bourne en situaciones 'X', su pensamiento lateral abarca desde manuales de tostadoras, pasando por el arte de desarmar celulares, hasta la insospechable destreza para conducir y frustrar planes ajenos.

Greengrass no quiere echar a perder el estilo frenético de Liman e insistió con la operación de filmar y editar los combates deprisa, esto puede ser comprensible para una primera vez de tensión y la cacería, sin embargo, a veces, Greengrass peca de 'shaky-cam'. Pero seremos transigentes gracias a esa intensa y imparable persecución final en un taxi medio pelo.
Y es que si hay algo en lo que supera esta cinta a su precursora es su estilo más político; como encabezado de la anterior reseña habíamos usado el concepto aristotélico de la unidad de conflicto, aquí eso se convierte en un estilo más convencional de thriller pero claramente menos rudimentario. Cuando entendemos más sobre Bourne y comprendemos su trágico destino de imparable agitación y disturbio: la propia existencia de Bourne implica la persecución del enemigo, nadie descansará hasta verlo mordiendo el polvo.

El efecto que tiene Jason Bourne en nuestro gusto primerizo es más bien semiamargo, tal vez agridulce; ver a un hombre condenada a escapar y que no le tiene miedo a nadie es un elemento digno de sosiego, cuando Gilroy pone a escribir la máquina a toda velocidad, y aún así les deja dignas chances al reparto secundario sólo hacen que el filme se ensalce más. Recuerden recalcarme que los thrillers no ocurren en un universo totalmente fehaciente, sino "The Bourne Supremacy" no se saldría con la suya en medio de las balas, el coraje, el juicio y la fortuna.


En definitiva: Se empaqueta dentro de la bolsa de buenas secuelas y en Walmart la hallarás en la sección de 'Great Movies' porque "The Bourne Supremacy" es definitivamente supremo. La atiendas o no, te llevará en un boleto de ida hacia la naturaleza del insensible mundo de este solitario asesino.

Calificación: 7.5/10

PD: Ese último aspecto me lleva a la asociación con 'León: El Profesional'.