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Chile Chile · Concepción
Voto de Juan Antonio:
8
Comedia. Drama En Roma, durante el verano, nobles decadentes, arribistas, políticos, criminales de altos vuelos, periodistas, actores, prelados, artistas e intelectuales tejen una trama de relaciones inconsistentes que se desarrollan en fastuosos palacios y villas. El centro de todas las reuniones es Jep Gambardella (Toni Servillo), un escritor de 65 años que escribió un solo libro y practica el periodismo. Dominado por la indolencia y el hastío, ... [+]
12 de diciembre de 2013
53 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida por Paolo Sorrentino, “La gran belleza” es con toda seguridad una de las mejores películas del año 2013. Una obra que rescata aquel cine italiano clásico, extraño, fellinesco y magistral. Son muchas las virtudes de esta obra, que profundiza con éxito en temas complejos como la vida, las apariencias, la nostalgia, los recuerdos y logra transportarnos, como espectador, a un estado de hipnosis profundo, principalmente por la belleza de sus imágenes y la fuerza sutil de su guión.

Una historia que contrasta el pasado con el presente en todo ámbito de cosas. El protagonista, dueño de una vida acomodada y fácil en lo material, pero carente de sentido y motivaciones en lo espiritual. Es un escritor que busca respuesta en personas y lugares equivocados. Dueño de una vida que trata de conectar el pasado, sus raíces, con el presente y más importante aún, con su futuro. “La gran belleza” combina, además, un guión que es rico en detalles y buenos diálogos con una dirección que resulta extraña, pero efectiva para sumergir al espectador en un cúmulo de emociones, donde la nostalgia es el invitado de honor.

En cuanto a lo visual, el director aprovecha al máximo la ciudad eterna, para rodar escenas increíbles y memorables, aprovechando el espacio en cada momento. Ese aprovechamiento se refleja en el contraste entre lo moderno y lo antiguo o clásico. La niña pintando un cuadro abstracto con muchos colores, contrapuesto a ese recorrido por la Roma eterna, abundante en esculturas y pinturas de los grandes maestros de las artes. La música, presente en toda la película, contrasta también en escenas en que se utilizan clásicas melodías para convertirlas en música electrónica, adorno necesario para aquellas fiestas en que lo banal, lo superficial y las apariencias maquillan una realidad a nivel individual muchas veces distintas. Situación que el protagonista percibe y se niega a aceptar al comienzo de la película esbozando aquella frase: “Yo estaba destinado a la sensibilidad”.

En definitiva, dudo que el inexorable paso del tiempo, le perjudique dejando en el olvido a “La gran belleza”. Es una obra llena de calidad, profundidad, precisión y hermosura. Construida como un poema visual, la cinta avanza con una seguridad inigualable a un final que no decepciona en absoluto, dejando al espectador con una sensación amarga por el desarrollo y el mensaje de la película, pero paradójicamente, con la sensación de satisfacción por haber visto cine de alta calidad.
Juan Antonio
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