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España España · Sevilla
Voto de Zúmer:
7
Drama Fernando Robles (Federico Luppi) es porteño, ya ha cumplido los sesenta y es profesor de literatura en la universidad. Enseña a enseñar. Lleva toda la vida casado con Liliana Rovira (Mercedes Sampietro), española, hija de catalanes, que trabaja como asistente social en barrios marginales de Buenos Aires. Se quieren, se respetan, son leales. Nunca se aburren estando juntos, les gusta estar solos. Se conocen profundamente, se aceptan, se ... [+]
14 de diciembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a descubrir a Adolfo Aristarain si digo que es uno de los mejores directores argentinos de los últimos 20 años, si bien es cierto que ha vivido un poco eclipsado por la figura de Campanella y Pyñeiro. Como todos los buenos artesanos, Aristarain tan sólo se dedica a recrear a los clásicos: motivos atemporales y temas universales, tan sencillos como complejos.

Aristarain encuentra en la mayestática figura de Federico Luppi su personal pigmalión. Ambos cooperan con una naturalidad que logra que todo fluya invisiblemente.

En esta Lugares Comunes tenemos una historia con todos los temas claves del director argentino, destacando especialmente uno: la utopía. De ahí que toda la película destile ese aroma romántico tan ingenuo como lindo. Pero tal coloreado no resta ni un ápice de la lúcida tragedia a la que el cine albiceleste nos tiene acostumbrado; esta película es, más si cabe, un tango amargo y desesperado. El paso del tiempo será el hilo conductor del largometraje.

Con todo el tono dramático no alcanza las cotas de complejidad de Martín Hache o Un lugar en el mundo. Nos encontramos con un guión que apunta sin tapujos el desenlace de la historia, con una fatalidad necesaria, pero que hace el camino algo menos emocionante. Es además una historia menos coral que la de otras de sus películas, asumiendo todo el protagonismo el matrimonio de Luppi y Mercedes Sampietro. La narración es traspasada frecuentemente con la voz en off del protagonista, que añade monólogos en la versión más verborreica e irredenta de Aristarain y Luppi.

No puedo dejar de recomendar la filmografía de este director argentino. El tratamiento que hace del amor es arrasadoramente veraz, complejo y sutil. Una delicia de madurez y clasicismo. Y en esta Lugares Comunes, especialmente quimérica y soñadora, nos encontramos una película de menores pretensiones y logros pero de indudable interés, emoción y autoría.
Zúmer
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