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Voto de Cornapecha:
7
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29 de julio de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Hologram for the king. Vendiéndole un sistema de videoconferencia por hologramas a un rey saudí. Hermoso punto de partida. Un protagonista perdido física, laboral y emocionalmente. Un país exótico, una cultura extraña, el desierto, el lujo desparramado, las limitaciones (oficiales) del Islam. ¿Agua?Si, por favor.
La película se desliza, como el viento del desierto, anárquica, por momentos brillante, por momentos desorientada pero siempre hermosa. Tykwer se sacude (al menos formalmente) unos cuantos tics y nos presenta una historia fascinante por su inverosimilitud, por su fluir sosegado siguiendo los tropiezos de este yanqui en la corte del rey saudí que da palos de ciego mientras lucha por recuperar su vida, su familia, su salud, su cordura o su pedacito de la tarta del éxito.
Todo ello sostenido por un Tom Hanks que ya está más allá de las críticas, de las modas o de las películas que interprete. Ahora mismo es un clásico en vida, que insufla su magisterio a los personajes con una sencillez que asombra. Nos creemos su Alan Clay porque él nos lo ordena y nadie diría ni pío aunque de repente le saliesen alas y se pusiese a volar.
Pero la película tiene más. Esos flashbacks magistrales que nos resumen toda la vida de Clay en pocos segundos. Esos contrastes atroces entre el desierto y las fiestas en embajadas, ese vistazo fugaz a una cultura tan cercana y a la vez tan extraña. Esa historia de amor casi de refilón, sin la parafernalia habitual.
Muy recomendable para ver algo diferente a lo habitual...
La película se desliza, como el viento del desierto, anárquica, por momentos brillante, por momentos desorientada pero siempre hermosa. Tykwer se sacude (al menos formalmente) unos cuantos tics y nos presenta una historia fascinante por su inverosimilitud, por su fluir sosegado siguiendo los tropiezos de este yanqui en la corte del rey saudí que da palos de ciego mientras lucha por recuperar su vida, su familia, su salud, su cordura o su pedacito de la tarta del éxito.
Todo ello sostenido por un Tom Hanks que ya está más allá de las críticas, de las modas o de las películas que interprete. Ahora mismo es un clásico en vida, que insufla su magisterio a los personajes con una sencillez que asombra. Nos creemos su Alan Clay porque él nos lo ordena y nadie diría ni pío aunque de repente le saliesen alas y se pusiese a volar.
Pero la película tiene más. Esos flashbacks magistrales que nos resumen toda la vida de Clay en pocos segundos. Esos contrastes atroces entre el desierto y las fiestas en embajadas, ese vistazo fugaz a una cultura tan cercana y a la vez tan extraña. Esa historia de amor casi de refilón, sin la parafernalia habitual.
Muy recomendable para ver algo diferente a lo habitual...