El título de este premiado thriller carcelario te desorienta y confunde un poco, y es que más que ofrecerte una historia mesiánica, te deleita con un drama carcelario vibrante, un Padrino a la europea.
Entretenida y recomendable película sobre la interesante carrera mafiosa de un excelente y desconocido Tahar Rahim, que entrando en la carcel como analfabeto y delincuente de medio pelo, va aprovechando sus oportunidades para ir creciendo, subiendo escalones, cual mala hierba, progresando en su vida carcelaria para convertirse en un auténtico profeta del nuevo delencuente, ganster multicultural y bilingüe.
Los actores están excelentes, sobretodo los dos protagonistas, Tahar Rahim y Niels Arestrup, maestro y aprendiz entre rejas. El ritmo está muy conseguido, sin apenas bajones en la historia; la fotografía es otro acierto, dando a la cinta un toque frío y oscuro, real; la música es adecuada y milimétrica (Desplat en otro de sus geniales trabajos) y el guión está muy pulido y trabajado, evitando que te pierdas entre tanta historia cruzada de razas y familias criminales.
A todo esto hay que añadirles dos secuencias sublimes, el "bautismo" de sangre para entrar en la banda corsa y la secuencia final en Marsella, acción cruda, cine puro y duro. No es de extrañar su reconocimiento a nivel de nominaciones y premios. El jurado de Cannes no se ha equivocado.
Por otro lado, esas esporádicas apariciones espectrales de Hichem Yacoubi las destacaría como aspecto incoherentes de la historia. No me encajan. Aun así, muy recomendable, a pesar de su extenso metraje.