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España España · Miranda de Ebro
Voto de Cocalisa:
8
Comedia. Drama Helsinki. El joven Khaled llega oculto en un barco de carga procedente de Siria. Su solicitud de asilo es rechazada, pero decide quedarse de todos modos. Mientras, un gris comercial cincuentón llamado Wikström decide cambiar su vida y abrir un decadente restaurante. Sus caminos se cruzarán cuando una tarde Wikhström se encuentra a Khaled en la puerta de su restaurante y, emocionado, decide ofrecerle techo, comida y trabajo. Pero el ... [+]
17 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tarde, en noviembre de 2003, descubrí el cine de Aki Kaurismäki. A propuesta de una de las compañeras de Otrosojos -nuestro "cineclub"- habíamos incluido en la programación "Un hombre sin pasado", rodada un año atrás por este finlandés de quien ni siquiera tenía la menor noticia, pese a que su producción era ya entonces harto nutrida.
Fue, lo recuerdo bien, toda una experiencia: durante el primer tercio de la proyección no conseguía decidir si estaba asistiendo a una depurada broma del director, tan extraña era la puesta en escena, la aparente perplejidad de los personajes, sus largos silencios punteados de tanto en tanto por diálogos de concisión casi homeopática… Conforme avanzaba la historia, fue haciéndoseme patente la voluntad del realizador de mostrar un universo marginal, de descubrir realidades relegadas a la oscuridad desterrando al tiempo cualquier atisbo de sensiblería; resultaba más y más evidente el designio formidable de Kaurismäki de reivindicar a los desheredados desproveyéndolos de una gestualidad heroica que no podría sino debilitar su credibilidad.
Acabada la sesión, comenté con quien había recomendado el título, de origen finlandés como el autor, mi sorpresa ante el sostenido pasmo de los protagonistas, aclarándome entonces ella que no se trataba de ninguna mistificación, puesto que esa era la actitud cotidiana de sus paisanos. No la creí entonces, y seguí sin creerla hasta que, en la primavera pasada, disfruté de "El otro lado de la esperanza", el más reciente trabajo del cineasta, y encontré en la prensa algunas de las entrevistas que atendía éste con motivo de su presentación en nuestro país. Y es que los distintos periodistas coincidían en describir a nuestro hombre como un remedo casi clónico de quienes pueblan sus películas: aparentemente glacial, pero (¡pero!) provisto de la determinación, el compromiso y el humor a ratos cáustico que iluminan el comportamiento de sus intérpretes. Y ello, pese a la previsible influencia que sobre sus hábitos hubiera debido introducir su prolongado retiro en Portugal: reside en la norteña Viana do Castelo desde hace ya más de veinticinco años, hipnotizado por su luz, su vino blanco y por el hecho de que, conforme explica, al extender cinco lustros atrás un mapa del país no vio ninguna sombrilla como signo de turismo playero en los alrededores del que abrazaría como refugio.
Entre uno y otro largometraje, sumamos al calendario otrosojero "El Havre", anunciado entonces como la primera entrega de una trilogía sobre la inmigración y los refugiados, propósito que el propio Kaurismäki relativizaría después al declarar: “De todas formas, mi idea es hacer una trilogía de sólo dos partes”. Contiene "El otro lado…" dosis de comicidad (de una factura inexpresiva, al modo de Buster Keaton) significativamente mayores que "El Havre". Pura estrategia, explica el director, para disimular el desaliento que deriva de la respuesta del “primer mundo” a quienes buscan una posibilidad de supervivencia en nuestro continente: “El Havre era de 2010 y la guerra de Siria empezó en la primavera del 2011. Después, la situación de todos los refugiados y la reacción de Europa han sido tan tristes y desesperantes… Intenté esconder el pesimismo con partes cómicas”.
Empresa titánica, cuando se trata de describir la cicatería de las Administraciones, la cobarde brutalidad de los grupos neonazis, la resistencia formidable de quienes se saben olvidados por unos gobernantes tan sensibles sin embargo a las preocupaciones de los poderes económicos, la solidaridad emocionante entre quienes nada tienen. Generosidad que Aki Kaurismäki acierta a dibujar en gestos minúsculos de seres de apariencia estatuaria. Como si habitantes de un planeta remoto viajaran hasta el nuestro para redescubrirnos un humanismo perdido.
Cocalisa
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