Divertida y gamberra comedia musical de los años ochenta que conserva frescura y humor gracias a la buena música, a los buenos cómicos que trabajan en ella y a esa estética teatral que ha hecho que sobreviva muy bien al paso de los años. Sin efectos especiales y solamente con marionetas resulta divertida.

Es curioso ver a cómicos después de 30 años. Steve Martin divertidísimo, James Belushi, John Candy y el genial Bill Murray. Con un reparto así no podría salir una mala película, aunque sea un musical, es entretenida y la música me ha recordado a los tiempos de Granujas a todo ritmo.
Rick Moranis en la cúspide de su carrera, es el que peor canta, pero aun así hace un buen papel.

He leído en otra critica que es humor negro para toda la familia y estoy completamente de acuerdo.