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España España · Madrid
Voto de Deivid:
7
Drama En la Roma de la posguerra, Antonio, un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo pegando carteles a condición de que posea una bicicleta. De ese modo, a duras penas consigue comprarse una, pero en su primer día de trabajo se la roban. Es así como comienza toda la aventura de Antonio junto con su hijo Bruno por recuperar su bicicleta mientras su esposa María espera en casa junto con su otro hijo. (FILMAFFINITY)
13 de mayo de 2008
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la excusa de un robo, De Sica representa a la sociedad italiana de posguerra con una doble visión: en la primera refleja la pobreza, la importancia del trabajo y la cruda realidad y en la otra, me atrevería a decir, el punto de vista ingenuo pero realista del niño, Bruno.
Con la excusa de un robo vemos a un niño que mira con adoración a su padre durante toda la aventura, pese a que éste pierda la dignidad ante sus ojos. Contemplamos a un niño que no conseguirá el final feliz para el que nunca llegó a educarse, vemos a un chico con el gesto amargo de un adulto.
Con este pretexto comprobamos como la gente siente la necesidad de explicar su destino, de acudir a que alguien escuche y de esperanza -incluso hoy día siguen estando presentes los adivinadores-. Con esta excusa vemos a las gentes encubriéndose, los mercados de la ciudad, las diferencias entre clases, las ganas de un padre por agradar a su hijo, la indiferencia policial, en definitiva, la sociedad de hace años cuya esencia parece no caducar.
Con la excusa de un robo, observamos una manera de hacer cine que se aleja de la irrealidad de los estudios hollywoodienses, una forma de filmar que mantiene en vilo al espectador con el ritmo apropiado y justo, un estilo que no rehuye de utilizar la cámara como algo “vivo” y que intenta reflejar la indiscutible subjetividad lo más real posible. Con esta excusa comprobamos, como la necesidad de robar es un círculo vicioso que se cierra a sí mismo, vislumbramos qué situación humana pudo provocar dicho hurto.

Sea un pretexto o un marco, el ladrón de la bicicleta es la encarnación de la desgarradora realidad de la época, la personificación de la ética corrompida por la necesidad, y también, la excusa para contar una historia amarga desde una visión ingenua.
Deivid
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