Una buena película, una buena película de verdad, no necesita un tremendo motor de marketing, porque si es realmente buena, por sí sola alcanzará toda expectativa prevista, todo al contrario que "Lo Imposible", que ha necesitado que nos bombardeen como los alemanes bombardearon Londres en la Segunda Guerra Mundial.
Y sobre todo si nos referimos a ciertas 'marcas' que cuando meten en un proyecto dinero son capaces de promocionarlos hasta en la sopa.
A mi juicio, tanto éxito se debe a una ostentosa e incesante publicidad, no ha que sea una buena película.