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Voto de artabro:
9
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8,0
72.659
Thriller. Drama
Arthur Fleck (Phoenix) vive en Gotham con su madre, y su única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos, pero tiene problemas mentales que hacen que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará ir incrementando su ira contra una sociedad que le ignora. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joker es una película fabulosa. No sólo porque la fotografía y los detalles técnicos sean perfectos. No sólo por la magnífica actuación de Joaquín Phoenix (y sin olvidar a Zazie Beetz). No sólo por un guión trabajado y donde se ha puesto por encima de todo la historia, a los personajes frente a efectos especiales, con un trasfondo social y político. No sólo por suponer una bocanada de aire fresco en el género de películas de superhéroes (o supervillanos). No ha podido ser un contrapunto más extremo a Vengadores: Endgame, donde Marvel ha preferido aumentar la dosis de su fórmula a introducir un nuevo enfoque. No, para mí, Joker tiene su verdadero punto fuerte en lograr crear un villano, con una historia potente detrás, llena de matices, y con el que el público empatiza... pero no simpatiza.
Esto es un alivio en la historia reciente del cine y de las series. La forma de narrar ha cambiado mucho desde Homero, pasando de héroes clásicos a héroes modernos y luego a héroes posmodernos. Y esas mismas transformaciones se dieron en el cine y la televisión, donde al principio dominaban los héroes y villanos clásicos. Héroes sin dudas, sin fallas y villanos estereotipados, unidimensionales. Luego, sobre todo con el cine negro, comenzaron a aparecer los héroes modernos, con vicios, no perfectos,... y ganaron profundidad y realismo. En las últimas décadas, aparecieron los héroes posmodernos, que se han vuelto casi omnipresentes en la actualidad. No sólo dudan y son imperfectos, sino que son profundamente imperfectos, tan llenos de problemas y zonas grises que apenas pueden ser héroes (y no lo consiguen ser para el mundo). Iron Fist de Netflix es el ejemplo más redondo de esta tendencia.
El problema de estos héroes posmodernos es que la gente deja de identificarse con ellos, de tan "fallidos" que son, son menos creíbles. A cambio, el mismo proceso de modernización se ha dado en los villanos, pero aquí, ser personajes con más matices, con más problemas, con zonas grises, les ha venido muy bien, hasta el punto de que se han convertido en los personajes favoritos de gran parte del público (véanse los casos de Pablo Escobar en Narcos, la familia Corleone o el propio Thanos de los Vengadores). La gente parece olvidar sus malas acciones y se identifica con ellos. ¿Por qué? Porque tienen historias interesantes pero, al mismo tiempo, son más funcionales (hacen planes, son más hábiles, más inteligentes, etc.) que los héroes, que casi siempre van a remolque.
Joker ha esquivado esto de un modo magistral. ¿Cómo? Para eso hay que destripar la película.
Esto es un alivio en la historia reciente del cine y de las series. La forma de narrar ha cambiado mucho desde Homero, pasando de héroes clásicos a héroes modernos y luego a héroes posmodernos. Y esas mismas transformaciones se dieron en el cine y la televisión, donde al principio dominaban los héroes y villanos clásicos. Héroes sin dudas, sin fallas y villanos estereotipados, unidimensionales. Luego, sobre todo con el cine negro, comenzaron a aparecer los héroes modernos, con vicios, no perfectos,... y ganaron profundidad y realismo. En las últimas décadas, aparecieron los héroes posmodernos, que se han vuelto casi omnipresentes en la actualidad. No sólo dudan y son imperfectos, sino que son profundamente imperfectos, tan llenos de problemas y zonas grises que apenas pueden ser héroes (y no lo consiguen ser para el mundo). Iron Fist de Netflix es el ejemplo más redondo de esta tendencia.
El problema de estos héroes posmodernos es que la gente deja de identificarse con ellos, de tan "fallidos" que son, son menos creíbles. A cambio, el mismo proceso de modernización se ha dado en los villanos, pero aquí, ser personajes con más matices, con más problemas, con zonas grises, les ha venido muy bien, hasta el punto de que se han convertido en los personajes favoritos de gran parte del público (véanse los casos de Pablo Escobar en Narcos, la familia Corleone o el propio Thanos de los Vengadores). La gente parece olvidar sus malas acciones y se identifica con ellos. ¿Por qué? Porque tienen historias interesantes pero, al mismo tiempo, son más funcionales (hacen planes, son más hábiles, más inteligentes, etc.) que los héroes, que casi siempre van a remolque.
Joker ha esquivado esto de un modo magistral. ¿Cómo? Para eso hay que destripar la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película de Joker consiste en una destrucción completa de Arthur Fleck. Al principio de la película es una persona con muchos problemas, pero también tiene bastantes elementos que lo convierten en una persona. Tiene un empleo, una madre, algunos "compañeros-amigos", una medicación y, por encima de todo... sueños y esperanzas.
Todo es borrado en los primeros tres cuartos de la cinta, toda su realidad queda arrasada. Cuando un sueño parece encarrilarse (tener un padre, triunfar en un programa de televisión con su humor, conseguir que alguien le ame), no sólo se le quita enseguida, sino que queda peor que antes (no sólo no consigue un padre, sino que pierde a su madre; no sólo no triunfa en televisión, sino que es ridiculizado; no sólo nadie le ama, es que todo era una ilusión y ella le teme). Al final se deshace él mismo de lo último que le quedaba, su nombre, porque ya no lo identifica (de hecho no le gusta) y pide que le llamen Joker cuando va al programa de televisión. Ante una persona que no tiene nada que lo defina, le cuesta mucho más al público identificarse y simpatizar con ella.
Además, durante la primera mitad de la película, el personaje de Joaquin Phoenix va a remolque todo el tiempo, reacciona frente a lo que le sucede, pero no es motor de cambio. En la segunda mitad, a veces sí actúa, pero siempre es de un modo brutal, perturbado y difícilmente calificable de inteligente o calculado. Sin embargo, en otras ocasiones, sigue dejándose llevar por la corriente (no se pone al frente del movimiento que ha creado de modo involuntario, no reacciona frente a las revelaciones de Thomas Wayne, etc.). Todo eso (eliminación de todas las características definitorias del personaje, ser actor pasivo en muchas ocasiones y cuando es activo, lo es de un modo desequilibrado), logra que la gente entienda al personaje, pero no se identifique con él ni apoye sus acciones.
En definitiva, una película genial, que, desgraciadamente, creo que no se llevará demasiados premios. Hollywood tiene una tendencia demasiado acusada al onanismo y no dejará pasar la oportunidad de colmar de premios a "Érase una vez en Hollywood", una película sobre el cine o los artistas, como "Birdman", "La la land" o "The Artist". También tendrá competición con "The Irishman", para premiar a viejas glorias por última vez (otra tendencia de Hollywood). Ojo, son películas magníficas, pero creo que servirán como excusa para dejar sin premios y reconocimientos a Joker, una película incómoda, no sólo por su género "de superhéroes", sino también por las cuestiones sociales y políticas que toca y que deja caer. Porque, no nos engañemos, la película es muy ambigua, y de un modo consciente, sobre la relación de parentesco que pueda haber o no entre Arthur Fleck y Thomas Wayne. El motivo podría estar en apuntar hacia una moraleja de la película: Thomas Wayne tuvo dos hijos, uno Bruce Wayne, su hijo biológico, se convertirá en Batman. El otro, Arthur Fleck, quizás sea biológico, quizás no, pero él creó las condiciones sociales, económicas y políticas que acabaron creando al Joker, de modo que Thomas Wayne habría creado, habría sido el padre del Joker.
Por último, desgraciadamente, la película no es perfecta. La última escena es completamente prescindible, no añade nada y supone un anticlímax respecto al verdadero final de la película, con Joker subido en el coche entre sus seguidores (que no saben realmente quién es) y en medio de una revolución de los olvidados y perdedores de la sociedad.
Todo es borrado en los primeros tres cuartos de la cinta, toda su realidad queda arrasada. Cuando un sueño parece encarrilarse (tener un padre, triunfar en un programa de televisión con su humor, conseguir que alguien le ame), no sólo se le quita enseguida, sino que queda peor que antes (no sólo no consigue un padre, sino que pierde a su madre; no sólo no triunfa en televisión, sino que es ridiculizado; no sólo nadie le ama, es que todo era una ilusión y ella le teme). Al final se deshace él mismo de lo último que le quedaba, su nombre, porque ya no lo identifica (de hecho no le gusta) y pide que le llamen Joker cuando va al programa de televisión. Ante una persona que no tiene nada que lo defina, le cuesta mucho más al público identificarse y simpatizar con ella.
Además, durante la primera mitad de la película, el personaje de Joaquin Phoenix va a remolque todo el tiempo, reacciona frente a lo que le sucede, pero no es motor de cambio. En la segunda mitad, a veces sí actúa, pero siempre es de un modo brutal, perturbado y difícilmente calificable de inteligente o calculado. Sin embargo, en otras ocasiones, sigue dejándose llevar por la corriente (no se pone al frente del movimiento que ha creado de modo involuntario, no reacciona frente a las revelaciones de Thomas Wayne, etc.). Todo eso (eliminación de todas las características definitorias del personaje, ser actor pasivo en muchas ocasiones y cuando es activo, lo es de un modo desequilibrado), logra que la gente entienda al personaje, pero no se identifique con él ni apoye sus acciones.
En definitiva, una película genial, que, desgraciadamente, creo que no se llevará demasiados premios. Hollywood tiene una tendencia demasiado acusada al onanismo y no dejará pasar la oportunidad de colmar de premios a "Érase una vez en Hollywood", una película sobre el cine o los artistas, como "Birdman", "La la land" o "The Artist". También tendrá competición con "The Irishman", para premiar a viejas glorias por última vez (otra tendencia de Hollywood). Ojo, son películas magníficas, pero creo que servirán como excusa para dejar sin premios y reconocimientos a Joker, una película incómoda, no sólo por su género "de superhéroes", sino también por las cuestiones sociales y políticas que toca y que deja caer. Porque, no nos engañemos, la película es muy ambigua, y de un modo consciente, sobre la relación de parentesco que pueda haber o no entre Arthur Fleck y Thomas Wayne. El motivo podría estar en apuntar hacia una moraleja de la película: Thomas Wayne tuvo dos hijos, uno Bruce Wayne, su hijo biológico, se convertirá en Batman. El otro, Arthur Fleck, quizás sea biológico, quizás no, pero él creó las condiciones sociales, económicas y políticas que acabaron creando al Joker, de modo que Thomas Wayne habría creado, habría sido el padre del Joker.
Por último, desgraciadamente, la película no es perfecta. La última escena es completamente prescindible, no añade nada y supone un anticlímax respecto al verdadero final de la película, con Joker subido en el coche entre sus seguidores (que no saben realmente quién es) y en medio de una revolución de los olvidados y perdedores de la sociedad.