Charlie Brooker al mismo estilo de The National Anthem envuelve al público en una atmósfera insana, confusa y demencial; pero esta vez convierte la sátira en un verdadero terror que hará a la protagonista (Lenora Crichlow) vivir un infierno repetitivo y sin salida.

A diferencia de los anteriores episodios, no hay tanto hincapié al avance tecnológico ni una critica a sus principales consecuencias. Es una reflexión sobre lo más negativo de la naturaleza humana: el morbo que nos puede hacer cómplices de lo más cruel y sobre la búsqueda incesante de venganza. Por otro lado, como espectáculo, el thriller es profundo y con un ritmo creciente de una manera brutal, donde el espectador no sepa lo que va a pasar y sea sorprendido por algo inesperado.