Puro entretenimiento. Aún hoy, 53 años después, sigo sintiendo eso por este western. Sergio Leone hizo gala de un talento y creatividad descomunal (aunque hubiera una presecuela nipona antes) en cada uno de los planos de esta película.

Leone fue el pionero que vio en Almería un paisaje parecido al de Arizona, son las ventajas de tener que pensar con el estómago vacío, que de repente, se optimizan mucho más los recursos.

Clint Eastwood hace una interpretación absolutamente magistral. Si quieres reflejar eso en un libro, no puedes: ESO ES EL CINE. El cine llega donde la historia o el guión no alcanza, y Clint, con su pose, su poncho, su mirada entrecortada (este cielo mediterráneo y su luminosidad es lo que tienen).

Por otro lado, que en aquellos años 60 se tratara y hablara de los muertos de esa manera, demuestra un descaro fresco del transalpino. En resumidas cuentas, un momento divertido para disfrutar de una buena película.

Y esa música.... grande Morricone!