Mi optimismo después de la aceptable T3, que desmerecía, como es natural, de las dos anteriores, pero tenía un buen argumento con su final relativamente inesperado y una trama bien atada camino del apocalipsis, temblaba ante la idea de una nueva secuela totalmente deslavazada por cuatro sospechas. Lamentablemente, las cuatro se cumplieron.
De entrada, Christian Bale, que se ha convertido en un icono del cine estafa después de sus flojuchas resurrecciones de Batman. Suponía que su voz ronca y su inexpresividad podrían adaptarse a un John Connors envejecido, y fue así: un John Connors sólido, inexpresivo y terriblemente estúpido (quien no haya reído con la escena del helicóptero y el salto al mar es porque tiene horchata en la venas), que cae con su estulticia y solidez a plomo de lo alto de un guión absolutamente imposible de interpretar.
Segundo: una película bélica sobre los supervivientes de un holocausto nuclear tiene que ser oscura, como Mad Max. Tiene que haber enfermos, luchas por el agua o la comida, traiciones, lluvia radiactiva. Los materiales promocionales ya demostraban a una especie de rebelión a lo Mátrix con una salud bastante fuerte y unas ganas continuas de machacar a las terribles máquinas.
Tercero: En las tres precedentes, una sola máquina consigue acojonar al personal y perseguir hasta las últimas esquinas a los protagonistas. Me pareció que en una peli de guerra, o se cargan a los temibles T-800 a granel, o no iba a haber forma de gastarse los 20 millones de dólares que ha costado. Bien, efectivamente, con algunos robots luchan incluso cuerpo a cuerpo y les pegan puñetazos. ¿Se ha visto algo más estúpido?
Cuarto: Ya en la tercera parte teníamos preocupantes elementos que prometían cursilería donde en las dos precedentes hubo temor y angustia. Bien, el espíritu de supervivencia, pasado por la picadora de carne de este guión, lo ha conseguido.
spoiler:
Bien. Quien haya visto esta película, ¿puede decirme de qué va? Los robots han conquistado el mundo pero atacan de uno en uno. Un tío puede meterse en la fábrica de Skynet, que por alguna razón está habilitada para humanos (pasillos, puertas, interruptores), y ser atacado por un cameo de Schwarzenegger, calzado sin ninguna gracia y que pone cara de malo (¿desde cuándo pone un robot cara de malo?). La resistencia sobrevive en un submarino nuclear, suponemos que con combustible infinito, y a salvo, por alguna razón, de un red global de ordenadores. Una mujer tetona anda enamorada de un cyborg. En el campo de concentración automatizado para humanos, hay guardias robóticos con ametralladoras vigilando, a la manera tradicional de las cárceles. Skynet es una red global, con lo que destruir su central y su fábrica de montaje de asesinos mecánicos no sirve para nada.
Otra pregunta que no puedo resolver: ¿Cómo puede tener el equipo que ha parido esta película tanto morro? James Cameron debe estar haciendo vudú.