El señor Quentin Tarantino nos dejó maravillados con películas como "Pulp Fiction", en el 94, o "Reservoir Dogs", un par de años antes. Deseábamos otra película de Tarantino. Y nos ofrece "Kill Bill".

La saga está muy bien. El tema central: la venganza. Venganza ciega podríamos decir, hasta las últimas consecuencias. Una temática fuerte.

La película empieza como un auténtico film de Tarantino: rápido, sin entender absolutamente nada. Sin embargo, la cosa parece que se estropea. Quentin se deja llevar por la sangre y la violencia injustificada. Pierde, por desgracia, sus bellísimos diálogos. Pierden profundidad los personajes, en favor de las katanas y de la sangre...
A pesar de ello, no sé por qué, pero me ha gustado. Bueno, tal vez sea por su ritmo frenético, por su salto al manga durante unos minutos, por sus brillantes escenas de acción (hay que reconocerlo, aunque sangrientas, son muy buenas), por su tema central, por la actuación, por su estructura por capítulos, por la narración en off de Uma Thurman, por el toque japonés, por los pitos que no nos dejan oír el nombre de la protagonista en todo el film y un largo etcétera.

Volvemos a oír la banda sonora al estilo de Tarantino, con canciones que cualquiera podríamos tener en nuestra casa, volvemos a ver de nuevo a Madsen, aunque poco.

Como digo, es, la verdad, violencia gratuita y sangre por doquier. Pero, es Tarantino, lo que toca, lo hace bueno.