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España España · MADRID
Voto de PSG:
9
Drama Conrad acaba de salir del hospital después de haber intentado suicidarse a raíz de la muerte de su hermano en un accidente. Mantiene una relación muy tensa con su madre y vive atormentado por sentimientos de culpa. Aunque visita todas las semanas a un psiquiatra, no se siente a gusto hasta que conoce a una compañera del coro y empiezan a salir juntos. (FILMAFFINITY)
7 de noviembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
DESDE LA PUNTA DEL ICEBERG
Era Redford. Por eso le dieron el dinero, el mísero dinero para hacer esto. Esto es, sencillamente, una verdadera obra maestra de la dirección de actores. Timothy Hutton o McGovern, ahora que ya no son unos jovencitos, podrán recordar esta cinta como el papel más digno que hayan hecho nunca. Porque, de cuando en cuando, merece la pena ver una película como esta, más que nada porque nos recuerda que los personajes han de tener profundidad, ahora que está tan de moda el cartón piedra, el estereotipo que nos deja igual. Si hubo un tiempo en que los humanos sentían, entonces esta narración pertenece a ese tiempo. Hubo una América triunfal, en la que los ganadores eran unos pocos (como siempre), pero los perdedores eran muchos menos. De esta manera, cabía la posibilidad de transcurrir décadas doradas, no tan desquiciadas, al aroma de Simon & Garfunkel, sin más nostalgia quizá que esa lejana guerra en Europa, en la creencia de que el espíritu de la libertad duradera les acompañaría para siempre. Redford construyó un cuadro de este tipo, formado por una familia ejemplar. Pero dejó un bollo puntiagudo en la tela, por el cual pasamos la mano y nos pinchamos, para descubrir que el éxito material no puede ni enmascarar ni detener ciertos procesos: las personas tenemos afinidades muy particulares, sufrimos cuando las perdemos y aún más en la conciencia cuando nos sentimos responsables, con o sin razón por ello. La realización sigue la regla clásica de permitir a la cámara hablar, esto es, hay un encuadre natural que casi se nos revela solo en el curso de la actuación; sin estridencias de ninguna clase, las escenas cobran tensión solo porque hemos creído a los actores desde el primer momento, así de sencillo. Un fotograma tiene la fuerza que le otorga la credibilidad de los anteriores; pero hoy ya lo hemos olvidado.
PSG
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