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España España · Albacete
Voto de Catholicvs:
8
Comedia Tres monjas de paso por Madrid deben pernoctar en el convento de su orden. Al recoger sus maletas, descubren un cesto con un niño recién nacido y, aunque piensan entregarlo a la Beneficencia, deciden primero localizar a sus padres; para ello cuentan con la complicidad de Paco (Pepe Isbert), el mejor taxista que podían imaginar. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día perdido narra la jornada de 3 monjas y un taxista en busca de la madre de un niño abandonado, antes de entregarlo en la inclusa.

La película tiene como tesis principal que la bondad se abre camino sacando lo mejor de quien se la encuentra, como un buque rompehielos. Así como estas monjas no juzgaron a esa madre que abandonó a un hijo sino que se pusieron en su lugar e intuyeron su desesperación emprendiendo una particular odisea buscándola para darle una segunda oportunidad con su hijo, así estamos todos llamados a ser bondadosos con el prójimo para tener una sociedad más justa.

Una segunda reflexión es que no debemos caer en la desesperación, no pensar que todo está perdido, siempre tenemos la puerta abierta a pedir perdón y solo hace falta un gran esfuerzo de humildad para atravesarla.

Por último, una tercera meditación que suscita "Un día perdido" es sobre la Divina Providencia: cuando se hacen las cosas "como Dios manda" te conviertes en su soldado y te encuentras con personas y circunstancias que parecen casuales pero no lo son.

Es obvio que el título elegido encierra una gran ironía.

La película tiene además un gran interés costumbrista por los emblemáticos exteriores elegidos del Madrid de los 50, el acento cheli de algunos personajes y especialmente por el retrato de una sociedad no exenta de miserias morales (en la película no se ocultan la prostitución, el aborto clandestino, el machismo, entre otros) pero agraciada por unas coordenadas morales a las que siempre podías asirte para evitar o aminorar el infortunio, por una fuerte estructura familiar y por la buena educación tan necesaria para la convivencia (incluso la corrección en el vestir independiente de la posición social).

Una sociedad quizás no tan candorosa como pretenden películas como ésta con vocación pedagógica y moralista, pero en conjunto más feliz que la que nos ha tocado vivir donde el sufrimiento sicológico y la soledad son epidémicos al extremo de que el consumo de sicotropos se ha convertido en algo normal.

Salvando los abundantes e irracionales prejuicios morales que actualmente se tienen hacia la sociedad española del franquismo y hacia sus manifestaciones culturales, nadie puede decir que esta película tan precaria de presupuesto no sea irreprochable en todo lo demás, interpretaciones, dirección artística, música, etc.
Catholicvs
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