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Voto de antonalva:
8
Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
28 de diciembre de 2013
28 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorpresa mayúscula comprobar como un relato sobre una compulsión desaforada por el sexo despierta tan poca lívido y pese a la generosa propensión a la carne deja tan frío y exhausto como queda la sufrida protagonista – aunque por otros motivos. Es como si nos encontrásemos con la versión de una protagonista femenina de “Shame” (2011), el mismo afanoso autodestruirse debido a una adicción que trastoca y limita toda sensibilidad, induce al exceso y el desvarío y proporciona más dolor que satisfacción.

Asistimos a la confesión entre la atribulada protagonista y un antagonista que bien podría ser (aunque no se nos identifica como tal) un afable clérigo (aunque de origen judío) comprensivo y bienhechor que funciona de caja de resonancia apaciguadora que trata entender y explicarse sin censuras, desde lo terreno y práctico, tanta dispersión y prolijidad de la carne. Esa escucha no es desde la rijosidad o el pasmo, sino desde la cercanía y empatía del que conoce los dislates y trampas de la vida en toda su lacerante cotidianeidad.

Son dos horas que pasan en un soplo, que fascinan por el retrato de una devastación desoladora sin tapujos, ni subterfugios, ni digresiones innecesarias, donde cada imagen es un dolorido avanzar hacia el abismo, donde cada nuevo coito es un lento e inexorable descenso al infierno personal de la insensibilidad más aterradora, donde cada penetración es una terrible herida que no hace sino supurar pese a lo festivo de la apariencia y lo desenvuelto del personaje.

Fascinante e hipnótico recuento de estas tinieblas compulsivas que lacera el alma y produce una obturación de toda percepción y casi total aniquilación de la capacidad para vivir y sentir. Pero no desde un punto de vista moral o moralista, sino desde el recuento pormenorizado de esta adicción enloquecida que nos deja en el mayor de los desamparos cuando la protagonista se enamora y al borde de las lágrimas confiesa “no siento nada”. Caemos al vacío. Desolación extrema, catarsis imposible, seducción total. Una obra memorable. Y solo es la primera parte…
antonalva
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