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Voto de antonalva:
4
Drama. Cine negro Marco Silvestri, capitán de un carguero, recibe una llamada para que vaya inmediatamente a París. Su hermana Sandra está desesperada: su marido se ha suicidado, la empresa familiar está al borde de la quiebra y su hija ha sido internada en un centro psiquiátrico. Sandra acusa al poderoso empresario Edouard Laporte de ser el responsable de la situación. Decidido a encontrar el punto débil de este hombre para poder vengarse de él, Marco ... [+]
31 de marzo de 2014
32 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar (o leer o escribir) sobre esta película es más interesante que verla, ya que tiene como pecado original – como gran manchón indeleble que la afea – unas ganas atroces por velar los vínculos entre los personajes, dejando al espectador perplejo y desorientado, obligándole a atar cabos por su cuenta y en un absurdo contrarreloj, sin posibilidad de contrastar nada, con el riesgo de perderse entre tanto meandro, con tanta pertinaz sequía de claridad expositiva, con tanta carencia de datos y tanta patada chiflada y por doquier a las convenciones y la certidumbre.

Si te dieran una guía explicativa previa a la proyección, quizás fuese más fácil seguir la sinuosidad de la trama, ya que se hace casi imposible recomponer con las pocas y arrítmicas pruebas un relato mínimamente coherente y forjar un interés mediano sobre lo que pasa. La información es entrecortada y arbitraria su exposición, despreciando toda explicación o ayuda para el espectador, perdiéndose pronto todo interés en lo que ocurre.

Se vislumbra talento en la dirección y una férrea tenacidad en el guión – es decir, la opacidad es voluntaria y la turbiedad un anhelado logro del andamiaje. Pero cuando has perdido la disposición y cada requiebro solo ahonda en la perplejidad y la desgana, has tirado la toalla y sólo aspiras a que termine la tortura para abandonar la proyección… entonces solo queda cosechar un fracaso sin paliativos.

Y es una pena, porque al menos hay dos escenas magistrales en la cinta que demuestran la malversación del ingenio: un accidente de coche que refleja los efectos perversos y nocivos del consumo y abuso de sustancias estupefacientes, así como el aquelarre tétrico y atroz que culmina la obra, donde se muestra el meollo del cogollo narrativo con una fuerza, un empaque, una turbiedad sádica y una hipnótica y obsesiva fascinación que merecerían formar parte, por su impronta y calidad, de una mejor película, para poder saborearlas y alabarlas en toda su justa y seductora medida.

Pero el resultado final es un fracaso sin paliativos: aburre al espectador, al ceder a la tentación de la complejidad abusiva y el enredo insostenible de la intriga. Una bravuconada pretenciosa y huera. Del todo prescindible.
antonalva
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