La ventaja que tiene el revisar las críticas después de haber visto la película permite descubrir que es lo que te has perdido a pesar de aguantar estoicamente dos horas y media de sicodélico tostón con pretensiones de cine de autor o algo parecido.
La conclusión que saco es que quizás la novela aporte algo que, desde luego para quienes no la hemos leído, en la película no asoma por ningún lado.
La intriga policíaca, el humor lisérgico surrealista, el encanto del hippismo trasnochado.... nada de esto funciona en la película. La trama va perdiendo el interés, ni sabes muy bien que busca el alucinado investigador privado ni tampoco sabes muy bien que es lo que encuentra o que resuelve y la verdad es que tampoco te lleva a interesar demasiado.
Los momentos humorísticos que podrían, al menos, hacer la trama un tanto más amena, resultan un tanto pasados de rosca e insulsos, no llegan a provocar una mísera sonrisa. Quizás en este caso, el personaje del notas, el notarino, ha puesto el listón muy alto y cualquier fumeta que haga recordar al Gran Lebowski queda en mal lugar. La escena de la casa come-coños, la visita al edificio 'colmillo dorado' y al dentista yonki, en vez de amenizar un tanto la enrevesada trama, lo que generan es una perplejidad ante lo que se supone que pretende tener alguna gracia y si en algún momento alguien podría haber pensado que la tenía.
En cuanto al hippy-guarrete-investigador privado tampoco han logrado crear un personaje con algún encanto particular que genere algún tipo de empatía con el espectador. A pesar de ser a quien todo el mundo persigue y a quien todo el mundo apalea, y representar el romanticismo de quien no busca tanto un beneficio propio como el resto de personajes. Al final es el héroe de la inquebrantable moral cuyos mayores delitos son su enemistad hacia el jabón, su mal gusto manifiesto y su afición a visionar la realidad rodeado del humo estupefaciente expedido por sus bronquios.