Primer plano: Un telón que se abre. Comienza el espectáculo.

Sé que he venido a ver un espectáculo de magia, y como yo, todo aquel que se acerque a ver esta película. Como suele ocurrir con los magos, muchos espectadores salen del cine disgustados, porque han calado los trucos del mago; yo, que debo de ser más trivial, simplemente me he dejado llevar... ¿será por eso que salgo del cine con una sonrisa de oreja a oreja?

Durante sus 120 minutos, no hago más que ingerir una ración abundante de palomitas y disfrutar. Gozar como un niño con todo el artificio y la pirotecnia. Pero también, soy sincero: no todo el mundo saldrá del cine tan satisfecho. Un argumento inexistente por trivial, y un guión infantil con ínfulas filosóficas estropean la nota que se merece esta película.

¿La estropea realmente? Al fin y al cabo, el guión es una mera excusa para desplegar todo un homenaje a la cultura pop con la que he crecido: videoclips de la MTV (la banda sonora es impecable), videojuegos (si me dan un mando, yo reviento los samuráis como lo hacía jugando al Tekken), minifaldas dignas de Sailor Moon (o de muchos otros personajes del anime), Vanessa Hudgens dejando el High School para repartir mamporros, e incluso algún personaje inspirado en una famosa serie de televisión. De todo tiene cabida en la mente de este cineasta.

Pero no termina allí. Zack Snyder, que es más chulo que un ocho, lleva este "despropósito" al límite, y lo adereza con zombies nazis ,orcos, robots y muchísimo slow motion (no vaya a ser que algún detalle se nos escape).

Entonces, ¿cómo puede salir algo bueno de todo esto? Pues precisamente, porque no hay límites. Porque este director ha prescindido de la lógica, y ha hecho lo que le ha dado la gana, pero siempre con ese cariño artístico con el que colorea todas sus obras, en las que cada plano está justificado. Porque Zack Snyder cuida muchísimo el continente, y poco el contenido. Pero eso lo hace como nadie. Legándonos una obra que no pasará a los anales de la historia del cine, pero que deleitará a aquellos que sepan gozar de una sucesión de escenas sin pensar en nada más.

Así que, aquellos que no consideren que encierran un poco de locura en su interior, que se abstengan de pagar la entrada, porque para ellos será tirar el dinero a la basura. Esta película, está hecha por un loco, trata sobre locos, y es para los locos. Ahora sólo queda esperar a que se junten el director que más cuida el continente y el que más cuida el contenido del cine comercial actual... Superman promete volar alto.