El cine británico, ha experimentado en los últimos años el despeque de un nuevo género salido de la mente de Guy Ritchie. Un estilo caracterizado por la recreación de unos bajos fondos canallescos y desenfadados poblados por criminales que hacen de la violencia una fuente de humor negro, y que emplean el verbo como arma de doble filo. Matthew Vaughn fue un digno sucesor de esta tradición. Y con la poco valorada "Escondidos en Brujas", apareció Martin McDonagh, sorprendiendo a propios y extraños. Su cine, además se caracterizó en aquella cinta por un acercamiento al estilo visual yankee y por tener en el retrovisor las formas de Quentin Tarantino en muchos de sus diálogos.

Muy esperada por el sector más cinéfilo, llega "Siete psicópatas". Con ella, se reivindica el buenhacer de un director sin complejos que se atreve a reinventar los esquemas formales del cine tradicional, dando a luz un entramado complejo y desenfrenado en el que el humor, la violencia, el thriller y la reflexión se entrecruzan sin pedirse permiso. Realidad; ficción dentro de la realidad; ficción dentro de la realidad dentro de la ficción; metacine; fragmentos oníricos; todo vale, si con ello se consigue mantener al espectador atento a todo lo que sucede en la pantalla. Martin McDonagh saca jugo a las posibilidades de un arte que tiene pocas limitaciones cuando se emplea con ingenio e imaginación, a la vez que homenajea a innumerables géneros cinematográficos, con especial mención para el western crepuscular en este caso. Su película, sorprende por su frescura e impacta en los primeros compases, diluyéndose la sensación de genialidad hacia la mitad del metraje, y cayendo en algunos convencionalismos en el desenlace. Sin embargo, con un arranque tan genial y perfecto, el daño ya está hecho, y el público sucumbe a los delirios psicópatas de un director y guionista del que se puede esperar mucho.

Con un reparto de lujo, en el que repite Colin Farrel, que parece guardar lo mejor de sí mismo para sus colaboracion con McDonagh; y acompañado por un genial Sam Rockwell, que en estos papeles tan extremos, siempre luce, y un siempre cumplidor Christopher Walken; "Siete psicópatas" se postula como un cine sin complejos. No apto para todos los paladares. Pero para todos aquellos que sean capaces de dejar sus complejos en casa, encontraran un agradable regalo teñido de sangre.

Quizás es que este cine, está hecho por locos sociópatas... para locos sociópatas.