Hay un tipo de películas que son capaces de removerte por dentro, de hacerte reflexionar, capaces de quedarse en tu mente durante mucho tiempo. Son esas películas que siempre recordarás. Creo que Amor, la última película de Michael Haneke, es una de ellas.

La vida es maravillosa, así, sin más. Puedes haber tenido más o menos problemas, pero la vida es bonita. Has viajado, has reído, has paseado, has amado, has vivido. Y de repente un día sufres una parálisis. Ya no puedes salir de tu casa y no puedes hacer nada por ti mismo. Así comienza Amor. El título no podría ser más apropiado: el amor llevado al extremo más doloroso y, a la vez, natural. El amor de una pareja de abuelitos que ve su vida transformada por completo y abocada al sufrimiento.

La dignidad humana es otro de los grandes temas que toca esta película. La dignidad y la vergüenza unida a la "pérdida" de la primera. Y nosotros, los espectadores, estamos ahí, mirando a la pantalla, asistiendo al total deterioro físico y psicológico de Anne, esa preciosa mujer que veíamos tan radiante al principio de la película. Y Haneke no se reserva nada, no esconde nada, te lo muestra todo, tal cual, con toda su crudeza; y tú te sientes un simple voyeur, y llegas a sentirte incómodo en determinadas escenas (*1 en spoiler).

Lo que me gusta de esta película por encima de todo es que no busca la lágrima, no busca el dramatismo, ni el melodrama, no exagera ni se queda corto. No hay músicas rimbombantes, no hay más que realidad, dolorosa realidad. No me ha provocado ni una sola lágrima, porque no es su objetivo, pero me ha hecho pensar y me ha calado muy hondo. Remueve sentimientos muy profundos.

Haneke demuestra de nuevo su total dominio del lenguaje. Es una delicia ver cómo explota al máximo las posibilidades del fuera de campo para dar información y crear sensaciones (*2 en spoiler).

Poco puedo decir de las interpretaciones de los actores protagonistas. Sin palabras. Dicen que la perfección no existe pero yo creo que en el terreno interpretativo Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva la rozan muy de cerca en unos papeles muy difíciles e íntimos, encarnando a dos personajes inolvidables. Gracias, gracias por esta maravilla.

Amor es una película sobre la vejez, un canto a la vida y a la muerte. Es una obra de arte. Es cine, amor al cine. Es una película íntima, humana, cruda, sencilla, tierna y culta. Maravillosa de principio a fin, con un final que, si en un primer momento nos puede dejar trastocados, es absolutamente brillante.

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