1991 Japón. Comienza una recesión/deflación sin precedentes que se lleva por delante toda una generación que crecía creyendo en el maná infinito de la felicidad material. Empiezan los suicidios a mansalva.
1995/96 Japón. Se emite Neon Genesis Evangelion.
Para entender el final y el significado último de la serie hay que situarse en una sociedad rota por dentro, material, con unos índices de suicidio brutales y sin perspectivas de revolución/resolución.
La serie va dirigida hacia toda una generación que había crecido rindiendo culto al desarrollo material simbolizado en los “mechas”.
Entendiendo esto, sin ni siquiera entrar en el nivel técnico y artístico de la obra, una de las cúspides de la animación, el valor de la serie entra en lo que en historia se llama documento histórico, y como tal debería ser de obligada visión para sociólogos, sicólogos, antropólogos, politólogos, historiadores, y amantes de la cultura y sociedad japonesa.
Si sumamos todos sus atributos la nota no puede nunca bajar del 10.
¿Qué es la realidad? En última instancia uno mismo, nada más.
¿Qué es la imagen de uno mismo? La demostración de que no estamos solos, de que lo que percibimos más allá de nuestro T.A. nos define.
¿Qué es el dolor? La incapacidad de ser feliz y/o útil.
¿Qué es la felicidad? Lo que tú quieras/sientas que sea.
Para concluir: NGE es un canto a la naturaleza humana.
Si has leído el rollo que he soltado: No estás solo/sola, aunque estemos perdidos/perdidas, estamos al lado el uno/la una del otro/otra.
Amor y cariño es lo único que tiene significado.