¿Es Volver una mala película? No, desde luego, pero tampoco es lo que esperaba.

Hay escenas realmente espectaculares, como la toma cenital en el velatorio, y hay momentos dramáticos intensos, casi a la vez que otros descacharrantemente neorrealistas. Pero a Almodóvar hay que pedirle más, mucho más, porque sabe hacer cosas mejores.

Con sus películas últimamente (sobre todo en La mala educación y esta) tengo un pequeño problema, dos, en realidad. Las tramas excesivas y rocambolescas me suenan impostadas y el aspecto de sus películas está en gran medida gastado.

Cuando alguien quiere hoy hablar de una conjunción de sucesos y circunstancias imposibles se suele utilizar el ya manido “parece sacado de una peli de Almodóvar”, y eso hace perder fuerza dramática a lo que esperas de sus películas por saturación: ya casi nada de lo que escriba sorprende, y las anécdotas de sus historias empiezan e ser, por rebuscadas, inverosímiles.

Y respecto de la imaginería visual es evidente que ha encontrado un estilo muy confortable en los colores extremos, el plástico sesentero y cierta apelación al tipismo ruralista. Hoy eso que se ha convertido en seña de la casa, en imagen exportable de nuestro cineasta más europeo, corre el riesgo de convertirse en manierismo, de dejar de constituir el medio para contar algo en ser en sí mismo el fin buscado.

Tengo la sensación de que Almodóvar está demasiado aislado del exterior y sólo puede repetirse a sí mismo una y otra vez, lo que no deja de ser una lástima, porque cuando no se empeña en dirigir a hombres es un gran director.

¿Y Penélope Cruz? Pues mire usted, no molesta en la película, que siendo ella quien es ya es mucho decir.