Tras su psicodélico survival donde Cage desataba toda su histriónica interpretación, nos llega su nueva producción que, sin alejarse totalmente de su anterior trabajo, sí que mantiene un control mucho más asequible para el espectador.

Partiendo de un relato de H.P.Lovecraft, el director construye toda una fábula de la descomposición familiar a través de la inclusión de un elemento externo. La vida de una familia se ve alterada ante el impacto de un meteorito y las consecuencias que esto conlleva, transformando la cotidianidad en una especie de locura física en que no solo los colores se ven alterados, sino la misma materia. Todo ese despliegue del imaginario provoca momentos de auténtica enajenación psíquica, muy en la línea del escritor estadounidense, donde los personajes son arrojados al delirio ante el desconocimiento de aquello que sucede a su alrededor.

Como era de esperar, el director vuelve a hacer gala de su buen manejo en el campo de la fotografía y el color, ofreciendo todo un recital de imágenes perfectas subordinadas a conseguir ese clima fantástico que el film posee.
Todo un buen ejercicio técnico que aprovecha cada uno de sus recursos, empezando por la misma paleta de colores, con esa tonalidad violácea a la cabeza.

Ya desde el mismo inicio del film, todo en él parece desfasado y desubicado, empezando por esa familia que vive en medio de la nada, rodeada de naturaleza en la que no acaban de encajar, forzando una cotidianidad impuesta por la necesidad, que se verá totalmente alterada ante la irrupción de elementos extraños (tanto la visita del hidrólogo que desatará cierta atracción en la primogénita, así como el mismo meteorito).

Todo un aquelarre de bizarradas que desencadenará en un final lleno de estridencias y estruendos que, aunque conectan directamente con el horror cosmológico desarrollado por el escrito de "Mitos de Cthulhu", lleva al espectador hacia una sensación de descontrol controlado que acabará de rematar el dominio de medios del que hacia gala anteriormente. Algo con lo que colabora la desquiciada interpretación de Cage.

Lo mejor; Su bella fotografía.

Lo peor; Su falso descontrol en su última parte.