El chico de Charles Chaplin, es un mediometraje de comedia dramática, considera por muchos como un film de culto. Dirigida con un ritmo trepidante, tiene un resultado emotivo superior al resto de sus films, por la interpretación de padre adoptivo protector de Charlot.
Las actuaciones, son el punto fuerte, ya que son divertidas y tiernas por parte de Charlot, aunque con tintes dramáticos, por lo que en ocasiones interpreta con profundad psicológica. Y destaca la inolvidable actuación de Jackie Coogan, realizando uno de los mejores papeles infantiles que se recuerdan. También repiten sus habituales Edna Purviance y Henry Bergman.
Musicalmente, es grandiosa y también simpática, acompañando magistralmente la acción para entretener, divertir y emocionar sentimentalmente al público. Con vestuarios, caracterizaciones y decorados míseros y humildes que enternecen aún más si cabe la relación Charlot-Chico, y dejando claro el estatus social que ofrece el vagabundo.
El guión, es conmovedor por la relación que mantiene Charlot con el niño, argumentando de modo entrañable y espléndido para calar profundamente en el espectador. Con su habitual narrativa visual y expresiva en gestos, que hacen sentir al público lo que el director quiere, que en esta ocasión, aparte de risas y emotividad, es derrochar dramatismo.
Por lo que, en conclusión, la considero una obra única e imprescindible de Chaplin, y desde luego totalmente insustituible por su calidad cinematográfica y humana. Dejando claro ya por aquel entonces, que no son necesarios diálogos para adornar cualquier tipo de sentimiento humano, ya que él lo consigue con el cine mudo con enorme resultado.