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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama A través de la figura de la monja francesa Teresa Martin (1873-1897), se plantea la posibilidad de la santidad en la vida cotidiana, sin necesidad de fenómenos sobrenaturales. Teresa Martin ingresó en la orden de las carmelitas de Lisieux, donde tomó el nombre de Teresa del Niño Jesús. Murió a los veinticuatro años de edad. Fue canonizada en 1925. (FILMAFFINITY)
31 de julio de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Santa Teresita del Niño Jesús no fue fácil ni duradera. Sintió el deseo de ser mujer de Dios con apenas 14 años y pese a numerosos inconvenientes ingresó apenas un año después con las carmelitas. Murió a los 24 años bajo terribles dolores que le proporcionó una tuberculosis, inicialmente mal diagnosticada y seguramente provocada por las malas condiciones térmicas en las que se encontraban las monjas. No hay nada milagroso en la cinta de Alain Cavalier pese a que la protagonista fue beatificada y canonizada y aunque su historia podría tener cierta crítica hacía el sistema católico (sobre todo en una secuencia donde un médico increpa a la madre superiora) el director lleva la propia vida de la carmelita a la consecuencia cinematográfica. Vida austera y minimalista, austeridad cinematográfica y minimalismo al poder.

“Thérèse” parece tener cierta vocación teatral al esquematizar el contenido a un fondo prácticamente neutro, como si fueran las páginas de un libro, y rellenarlo de elementos de atrezo y los propios personajes, casi siempre en primeros planos. Esa sinfonía sobre el alma que dibuja Cavalier tiene una clara vocación humanista en ese sucesión de secuencias, atrapadas en pequeñas elipsis, que nos emocionan hasta extremos dramáticos imperceptibles.

Arrebatado el uso de tomas en exteriores el filme se centra en la recreación del rostro y el espacio y ahí se obra el milagro cinematográfico. Cuando se han desprendido todos los recursos sonoros y estilísticos queda simplemente la fe. La fe entendida desde un punto de vista audiovisual: nos creemos la mentira y recreación que existe al otro lado de la pantalla. La aceptamos como auténtica. Y nos fijamos en cada detalle como simbolismo de los deseos y preocupaciones de sus protagonistas, sentimos las punzadas de dolor como si fueran nuestras y temblamos por la ausencia de lo que ya estaba escrito y conocíamos.

Los premios de la cinta en su momento y su estreno en tierras españolas 25 años después pueden considerarse, al igual que la vida de la carmelita, una canonización cinematográfica para el propio director.
Maldito Bastardo
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