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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Drama Durante los duros años de la posguerra, en una zona rural de Cataluña, un niño llamado Andreu, cuya familia pertenece al bando de los perdedores, encuentra un día en el bosque los cadáveres de un hombre y su hijo. Las autoridades sospechan de su padre, pero Andreu intentará encontrar al culpable. En estas circunstancias, se produce en Andreu el despertar de una conciencia moral que se opone a la mentira como instrumento del mundo de los adultos. (FILMAFFINITY) [+]
27 de enero de 2011
89 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Pan negro” no admite contemplaciones desde su arranque: los géneros por los que deambula parecen el terror y el thriller rural. Los ojos de un niño moribundo dan paso a los de otro superviviente… el narrador y punto de vista del oscuro cuento.
Hacer un filme dentro de la postguerra española se antoja a priori tan trillado y amoral dentro de la filmografía nacional que cualquier animadversión o juicio de valor (y contenido) toma conciencia inmediata en el espectador maltratado por anteriores torturadores. Agustí Villaronga consigue sorprender por su punto de vista y escenario. Un ambiente rural en Cataluña, un bosque repleto de siniestros misterios y un nombre, a modo de ‘Rosebud’, que queda como herencia de pecados pasados y múltiples tramas venideras: Pitorliua. La inteligente doble adaptación de Emili Teixidor de ‘Pa Negre’ y ‘Retrat d’un asáis d’ocells’ da como resultado un relato sobre dobleces y creaciones de pequeños monstruos por mentiras de engendros mayores.

“Pan Negro” funciona como pasaje brillante de una infancia arrebatada y mutilada en diferentes mosaicos de una familia del bando perdedor. La distinción entre vencedores y vencidos parece clara como delimitación de bandos. Aparece una crisis de identidad por la desmitificación de la figura paternal y se consigue salir indemne al introducir temas inusuales como la homosexualidad. El director de “El mar” nos habla de panes blancos y negros, de bandos victoriosos y sometidos, de clases condenadas ante leyes que no gobiernan pero sí ejecutan. El mundo del silencio esconde sombras y fantasmas que, poco a poco, terminan formando susurros y secretos a vivas voces.

Tal vez me chirrían demasiados detalles que podrían estar mejor pulidos. Los mayores problemas no son de forma ni de formato sino de fondo. Para empezar, el guión se sustenta en el punto de vista de Andreu, el infantil protagonista, y éste tiene que estar presente en todos y cada uno de los lugares y sucesos de toda la película. Tal vez esa quiebra sobre la credibilidad del relato tan sólo sea una ventisca que no llega a rasgar las páginas del guión… aunque lo que escapa de mi absoluto entendimiento es una niña cabrona e hija de puta (sin acritud) que no para de farfullar, malmeter y engendrar odio, con su sucia lengua de víbora, que va al colegio con los protagonistas y siempre… ¡está con ellos! … pese a que le partan la cara en cada secuencia… y cumpla con su labor de ser un recurrente y facilón recurso para escupir información.
Tampoco el seco final me emociona como debiera y me deja frío y prácticamente sin emoción.

“Pan Negro” es una historia sobre la línea de la verdad y la mentira, el secreto y la creación de mitos y monstruos en la misma entidad. De esa dependencia del punto de vista que hace convertirse a los pájaros en ángeles o monstruos alados, donde el único escape ante la infancia maltratada es la locura o la transformación.
Maldito Bastardo
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