Pablo Kurt se encontraba en su chalet, reunido con la Plataforma Anti-Eje-del-Mal de Filmaffinity, analizando la problemática de la postdatas y críticas homenajes en el mundo filmaffinitero y como éstas destruían a muchos usuarios indignados por la sobredosis de inaguantable camaradería y posesión de la absoluta verdad. Ni siquiera el sistema de mensajes había conseguido mitigar esa inmunda peste que había transcendido a foros ilegalizados, clandestinos o referenciales (de todos los colores).

Pero como ellos nunca habían probado que les mencionasen otros usuarios en sus críticas y que nadie les añadiese en críticas favoritas (salvo familiares de hasta tercer grado de consanguinidad), no sabían realmente qué era lo que producía esa sensación de egocentrismo mezclado con proporciones de odio y admiración casi a partes iguales. Querían sentirse, aunque sólo fuese por un momento, tan (im)populares como La Pantoja, Britney Spears y Belén Esteban (hija y pollo, amante, ex, animales de compañía, familia y clan familiar del ex incluidos).
De modo que Pablo decidió dormirles con gas mientras yacían en sus camas (alguno no se acostaba nunca y se tuvieron que emplear otros métodos), secuestrarles y congelarles y registrar nuevamente a toda la Plataforma Anti-Eje-del-Mal como los usuarios más ‘queridos’ y ‘conocidos’ de Filmaffinity para que conociesen el otro lado de la moneda (o de la cama).
A partir de ese momento ellos escribirían las críticas, puntuarían las películas, crearían polémica gratuita, visceral y darían su magnánima opinión sobre todos los filmes que visionasen. ¡Serían los replicantes de las ‘estrellas’ de Filmaffinity!
Cada uno de ellos tendría que regresar pasadas veinticuatro horas al chalet de Pablo—realmente es un palacete medieval fashion en una colina alejado del mundanal ruido cosmopolita— para evitar cualquier posible denuncia de los familiares de los ‘abducidos’, y contarle todas sus experiencias como replicantes…

Había pasado el día. La medianoche estaba cerca. El improvisado ágape todavía estaba caliente y las cocteleras frías. Pablo esperó a que llegaran los usuarios mientras veía una película en DVD, “Adivina quién”, un remake de “Adivina quién viene esta noche”, pero que en el fondo podría ser la enésima versión de “Los padres de ella” o “El padre de la novia” sin apenas alicientes recordables debido al tedio que provoca lo previsible. Cuando aparecían los títulos de crédito finales —lo mejor de la película, alguien llamó a la puerta.

[Toc, Toc, Toc…]
—¿Quién es? —preguntó Pablo…