No me convence Werner Herzog ni las cacareadas "Aguirre, la cólera de dios" y "Fitzcarraldo", pero esperaba encontrar en "Grizzly man" algo. Aquello que había provocado en la prensa americana ese incontestable respaldo y excelentes críticas.
No me esperaba un documental sobre la nueva fauna gay, aunque eso sí me hubiese roto esquemas: la historia de un heterosexual que visita bares y cuartos oscuros llenos de hambrientos hombres peludos también me resultaría arriesgada y llamativa.

Tampoco es de extrañar que Herzog se interesase por las aventuras osunas de Timothy Treadwell que bien podría formar parte de la galería de su filmografía. De esos personajes narcisistas en una lucha enfermiza por mantener sus ideales en terrenos peligrosos y desconocidos. Pero aquí la diferencia es obvia: Timothy Treadwell es real al cien por cien y estaba como una puta cabra.

Del club del que podría formar Treadwell sería de los piraos de la MTV. Me refiero a esos ridículos y cafres personajes que aparecen en la infame y divertida "Jackass". Que se juegan la vida o sus testículos por realizar la gilipollez más grande jamás rodada.
Desde sacralizar a una caca de oso a dormir cerca de unos feroces y hambrientos mamíferos. De hacerse amiguito de los zorros a convertirse en toda una estrella del ecologismo.

Desde luego Treadwell no tiene desperdicio. Sus comentarios a cámara en la soledad son más explosivamente divertidos y estrafalarios que íntimos y visionarios. "Ojala hubiese sido gay". No resulta nada extraña tal afirmación. La duda es como su novia le acompañaba cada año a ver sus amigos, los osos feroces que quieren incluir carne humana a su menú. Eso sí que es una historia de amor. Y de verdad.

Me recuerda en muchos momentos a la mencionada "Jackass" por practicar un nuevo deporte de riesgo, aunque juraría que en el show ya había una pelea con oso, y a "Holocausto caníbal" cambiando a los nativos de Alaska por los osos amorosos.

El envite, por mucho material que hubiese grabado Treadwell (al parecer más de cien horas), lo aguanto durante una hora. El resto me sobra.
Si Werner Herzog quería realizar con la historia de un idiota suicida un ensayo sobre el ser el humano debería ver otra clase de fauna. La de Gran Hermano por ejemplo.
Al fin y al cabo, Treadwell no está muy lejos de esa panda de freaks televisivos ansiosos del éxito. Por mucho que nos quieran vender que esto es cine serio con contenido.