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Voto de Iñigo Montoya:
10
Thriller. Drama Nueva York, 1968. Frank Lucas (Denzel Washington) es el taciturno chófer de un importante mafioso negro de Harlem. Cuando su jefe muere inesperadamente, Frank aprovecha la oportunidad para construir su propio imperio. Gracias a su talento, se convierte no sólo en el principal narcotraficante de la ciudad, inundando las calles con productos de mejor calidad y precio, sino también en un hombre público muy respetado. Richie Roberts ... [+]
24 de julio de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La de Ridley Scott es una de las carreras más grandiosas, memorables y musculosas del cine mundial. Curtido en publicidad, su debut, la estupenda Los duelistas, un drama histórico con unos geniales Harvey Keitel y Keith Carradine, auguraba un futuro prometedor. Pero sus dos siguientes proyectos, Alien el octavo pasajero y Blade Runner, rompieron con todos los moldes para un director seminovato, reinventando la ciencia ficción y creando dos (sub)géneros en si mismos (El terror espacial y el ciberpunk). Su siguiente proyecto, Legend, aunque maltratada en su momento, a ganado con los años y se le considera un mini clásico del genero fantástico-aventurero. Hasta los productos de encargo o menores (Black Rain, La sombra del testigo) han alcanzado la categoría de clásicos. Cuando parecía que su carrera empezaba a tambalearse (Thelma y Louise, 1492: La conquista del paraíso) o directamente hundirse en la mierda (Tormenta blanca, La teniente O'Neil) resurge como un ciclón, y al estilo Clint Eastwood con Sin perdón, reinventando un genero totalmente olvidado (Las películas de romanos o gladiadores) y ya de paso, arrasar en los Oscar (Como Sin perdón)

Como en Gladiator, American Gangster alcanza la categoría de clásico desde el minuto uno, casi le basta con la forma y envoltorio para crear un producto deslumbrante. El ritmo vertiginoso que imprime Scott (aun desde el clasicismo de su propuesta y concepción), pero sin llegar nunca al frenesí ni la borrachera visual, hace que la duración no sea un problema, y es casi milagroso que la película no tenga ni solo bajón de ritmo en todo su metraje. Obra grandiosa (2 horas y media de película), recreación de un lugar (El barrio de Harlem, Nueva York) y una época (Finales de los sesenta-principios de los setenta, El Estados Unidos del Vietnam) míticas en el imaginario colectivo popular, sus referentes no son el Scarface de Howard Hawks, ni el cine negro clásico, sino The French Connection de Friedkin (Que incluso homenajea en un momento de la película, en la figura de Fernando Rey), y Goodfellas de Scorsese, esto es, los nuevos clásicos. Y, de tal manera que Perdición, Los sobornados o las películas de Bogart inspiraron a Chinatown, La noche se mueve, French Connection o Malas calles, y estas inspiraron American Gángsters, las nuevas generaciones tomaran de American Gángsters un modo de hacer cine (negro, de mafia, de gángsters o como se quiera llamar) con un perfecto estilo narrativo y de montaje, y una historia, concepción y cultura urbana apoteósica.

El guión es un prodigio, y milimétrico como un reloj suizo. Los dos héroes suburbanos (Enormes Denzel Washington y Russell Crowe) van tomando forma, uno desde la honradez y otro desde la ambición desmedida, pero, a su manera, los dos son perfectos profesionales en sus oficios. No es casualidad que en la vida real Richie Roberts y Frank Lucas se hicieran buenos amigos. Tu némesis es, en realidad, tu alma gemela (Sherlock Holmes y el profesor Moriarty).
Iñigo Montoya
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