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Voto de Archilupo:
8
Drama Se inspira en la novela "La escafandra y la mariposa" escrita por Jean Dominique Bauby a causa de un accidente (1995) que lo introdujo en el mundo del "Locked in Syndrom" (encerrado en sí mismo). Totalmente paralizado, sin poder comer, hablar, ni respirar sin asistencia, el antiguo redactor jefe de la revista "Elle" dicta letra por letra, moviendo sólo el párpado izquierdo, una especie de viaje inmóvil. (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2009
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
ESCAFANDRA. Desde dentro del personaje vemos que se despierta y todo está borroso, torcido, mareante.
Se oye que alrededor hablan de tres semanas en coma, por embolia. Son médicos.
Jean Dominique les replica pero no le hacen caso. No le oyen. La voz no sale de su cabeza. Totalmente paralizado excepto un párpado. Cuerpo inmóvil en la cama de un hospital, incomunicado por la parálisis. Desfilan visitas: familiares, amigos, doctores. Mudo, los ve a través del ojo izquierdo, lo único útil en el organismo inútil.

Como un solitario buzo con pies de plomo y escafandra en el fondo oscuro del océano.

De madrugada, en la TV del cuarto, la carta de ajuste.


MARIPOSA. Las terapeutas le enseñan un código de parpadeos, para formar palabras letra a letra.
Hay que aferrarse a lo humano que se lleva dentro, le dicen. Sobrevivir.
Ahí están la imaginación y la memoria, intactas. Mundos mentales a los que salir y ver lo que sea, donde sea, a quien sea. Soñar despierto, dictar un laborioso libro a una secretaria receptiva, durante un tiempo extra, de crisálida, ganado a pulso para contemplar la vida desde su límite, retocarla y preparar alas para lo siguiente, por si lo hay.

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Abunda el tratamiento creativo de las imágenes, unas para transmitir el estupor y la angustia iniciales, otras en función poética, como el glaciar que se desploma sobre el agua, Bach al fondo.

La cámara se vuelve portavoz de una conciencia que sueña con aviones, fantasea con damas napoleónicas, recuerda instantes de la existencia entera.

El dramatismo se minimiza en el texto. La espontaneidad del monólogo interno del personaje se llena por momentos de desenfado, por la cercanía que consigue el actor al apurar la vida hasta el último átomo.

El frecuente recitado del alfabeto especial (E-S-A-R-I-N-T…), banda sonora de la película, resuena como un mantra con que impulsarse un día más.

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Tras haber presentado afectivamente al personaje en este original asomarse a la frontera entre la vida y la muerte, evitando planteamientos transcendentales o solemnes, Schnabel deja flotante una sobria y vitalista melancolía.
Archilupo
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