Un matrimonio con un recién nacido se instala en una vieja casa. Una noche oyen ruidos procedentes de la habitación del niño.

Pequeña joya de Álex de la Iglesia, producida para televisión, perteneciente a una serie que trataba de emular la mítica “Historias para no dormir”, de Narciso Ibáñez Serrador. Los misterios que esconde una antigua casa comienzan a obsesionar a un magnífico Javier Gutiérrez, que teme por la seguridad de su esposa y del bebé. Estamos acostumbrados a argumentos similares, y sin embargo desde el principio la narración te atrapa, los clichés no molestan. Las sorpresas que depara el guion, bien ejecutadas, demuestran que hay más de lo que parece; las breves apariciones de secundarios notables –Sancho Gracia, Antonio Dechent, María Asquerino, Manuel Tallafé, Terele Pávez–, contribuyen a envolver la atmósfera de un aura extraña. Se respira un aire malsano, turbio, que ronda por las habitaciones y amenaza con materializarse. A destacar el uso de los monitores de juguete, conectados a un mundo paralelo. Te queda la sensación de haber contemplado una cinta que es mezcla de muchas otras, pero hecha con personalidad.

Película de género, realizada sin asomo de ironía, consigue plenamente su objetivo: da miedo.