Creo que fue Rafael Chirbes quien escribió aquello de que "no son los héroes de las novelas, de las películas, quienes sufren, sino los malvados". Tal argumento se podría aplicar a Gladiator.

Vale, al protagonista le matan al hijo, violan a su mujer... Bueno, son cosas que pasan. Sin embargo, nunca da la impresión de estar realmente sufriendo. Ni siquiera cuando para demostrar su enfado con los dioses se autolesiona -nunca entendí esta parte-. La sensación que subyace es la de que todo forma parte de un plan que culminará con alguna gloriosa venganza.

Por otra parte, Cómodo sufre, y sufre a lo grande. Es un personaje atormentado, con unas relaciones familiares viciadas por los celos, las envidias y el amor no correspondido. Con una ambición tan grande como la responsabilidad que hereda. Su dolor se hace palpable para el espectador, es auténtico; nótese su mirada triste, su voz insegura.

La película ha envejecido mal. Los efectos especiales cantan. La música, claro está, continúa siendo sublime.