Haz click aquí para copiar la URL
Voto de La mirada de Ulises:
7
Drama Adaptación de la novela homónima de François Mauriac (1927). Principios del XIX. La joven Thérèse contrae un matrimonio de conveniencia con Bernard Desqueyroux, un hombre anodino, aburrido e insensible a los placeres de la carne. Su insatisfacción es tal que, en un arrebato absurdo y desesperado, intenta envenenar a su marido. Una vez desenmascarada, tendrá que enfrentarse a la justicia, pero mucho peor será tener que afrontar el ... [+]
14 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En “Thérèse D.”, Claude Miller adapta la novela de François Mauriac y recoge su crítica social, con la misma sutilidad y psicologismo pero con una narrativa lineal y académica. Su protagonista es una mujer inteligente y con aspiraciones de autenticidad (interpretada con asombrosa contención por Audrey Tautou), decidida a no seguir el patrón de una burguesía provinciana francesa que mira más a las convenciones sociales que a la verdad de sus vidas. Thérèse no está dispuesta a ser “un personaje” más en ese teatro de hipocresía pero, a pesar de ello, termina casándose por conveniencia con Bernard (Gilles Lellouche)... para así aumentar el patrimonio de ambas familias. No hay amor -aunque sí respeto- en ese matrimonio pactado, que será el cauce ordenador de tantas y tan bulliciosas ideas como hay en esa cabeza femenina. Al menos, así lo espera la propia protagonista.

Todo va según lo previsto hasta que Thérèse ve cómo Anne, su cuñada y mejor amiga, se enamora pasionalmente de un joven del entorno. Entonces vemos cómo brotan en su interior una envidia silenciosa y unos deseos reprimidos durante años: su confidente va a conseguir liberarse del corsé social y dar alas a sus sentimientos... cuando ella no ha podido ni siquiera incoarlo. La historia sigue con las trabas familiares que dificultan que esa naciente relación prospere, con la esperanza de Thérèse de encontrar alguna inquietud -algún sentimiento- en los ojos de su marido, con el atentado urdido de manera alocada contra Bernard, con el juicio legal y familiar contra ese espectro de mujer.

Nunca se sabrán con exactitud las causas del intento de asesinato ni tampoco lo que sucede en esa alma, un poco atormentada, un poco enajenada... un mucho demacrada. No hay vida en sus ojos, y su pretensión inicial de no ser “un personaje” más en la familia ha desembocado en desequilibrio e inestabilidad afectiva. La propia mujer señala cómo terminó siendo como todos... porque aquella Thérèse juvenil también era así y no quiso aceptarlo. Durante meses hemos asistido a un viaje hacia el vacío y la soledad, huyendo del personaje en busca de la personalidad... pero sin decisión ni clarividencia, sin saber realmente qué se quería alcanzar, para quedarse en la confusión y en la alienación... a pesar de ese último y ambiguo plano que poco tiene de liberación. Thérèse se nos presenta como una nueva Bovary, como una mujer que trató de romper los moldes de su época para terminar rompiéndose ella misma.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow