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Voto de Néstor Juez:
4
5,4
8.178
Terror
Con un enorme huracán de categoría 5 descargando sobre Florida, la joven Haley (Kaya Scodelario) desoye las órdenes de evacuación para buscar a su padre (Barry Pepper), que ha desaparecido. Tras encontrarle herido en el entresuelo de su casa, los dos quedan atrapados acechados por enormes caimanes y por una inundación que cubre rápidamente el terreno. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2019
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El largo, caluroso y plácido período estival es época de vacío y descanso en las carteleras cinematográficas. Pero hay un tipo de producciones que hayan en este momento del calendario su razón de ser y su instante para aflorar y, porque no decirlo, tener opciones reales de recaudación, pues en otros momentos de la temporada serían completamente ignoradas. Hablamos de las enésimas iteraciones del clásico fundacional Tiburón: las películas de bestias o depredadores marinos, mayormente escualos. Pero no se reduce sólo a ellos, pues también encontramos muchas producciones sobre serpientes y, en gran medida, sobre cocodrilos. El terror animal y la amenaza de lo conocido y cercano seguirán siendo por siempre alicientes para el espectador. Un subgénero de terror divertido, siempre y cuando se afronta con auto consciencia. A finales de este agosto nos llegaba un nuevo filme en estas coordenadas, dirigida por un nombre con prestigio en el cine de género: hablo de Infierno bajo el agua, dirigida por el galo Alexandre Aja. Una película con atractivo material promocional y bien recibida por la prensa. Su premisa y su talento implicada parecían asegurar, cuando menos, dos horas de divertido entretenimiento en la sala. De modo que temprano confirmé asistencia a un pase de prensa organizado más de un mes antes del estreno. Y pese a que lo que me encontré se asemejaba bastante a lo que me imaginaba, no dejó de ser una versión sosa y perezosa de esto mismo. Una película que no pretende ser más de lo que es y ofrece una amplia ración de animalario, pero que es más seria de lo que debería, se alarga en demasía y carece de la capacidad de emocionar. Un conjunto de elementos inanes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Haley (Kaya Scodelario) es una talentosa nadadora que se encuentra practicando cuando un huracán de Nivel 5 amenaza con asolar la Florida en la que vive. Las ciudades serán evacuadas, pero ella se introducirá en el ojo del huracán para rescatar a su padre. Ambos se verán retenidos en la casa de este, rodeados de tormenta y decenas de aligatores. Una arquetípica historia de supervivencia, el héroe desvalido y solitario enfrentándose a lo salvaje. Un encierro a contrarreloj para reconciliarse con su padre. En lo que a valores de producción se refiere hay elementos que podemos destacar. Estimando la presumible modestia presupuestaria, la buena labor de efectos especiales y diseño de producción logran que tanto el tornado como las ciudades devastadas por el mismo resulten muy convincentes. Del mismo modo, la enrarecida atmósfera tétrica se palpa en los escenarios y desesperación de los protagonistas. La película prometía cocodrilos con sed de sangre, y el filme cumple al darnos un correcalles por circuito cerrado plagado de cocodrilos digitales relativamente convincentes. Y aquel que eche en falta personajes más consistentes en este tipo de títulos, el presente se molesta en darles un pasado y trasfondo al padre y a la hija. Y hay que reconocer que el filme se conoce a sí mismo y no pretende ser más que lo que es. Olvidable al instante, disfrutable en el momento.
Comprendida desde el prisma del terror, el filme apenas nos arranca un par de sobresaltos. Nunca sentimos realmente que nuestros héroes estén en peligro, pues sus perseguidores nunca les plantean una amenaza real. El mayor absurdo de los muchos que trufan el metraje es cómo los caimanes, de manera arbitraria, no despachan a sus víctimas en situaciones en las que no tienen escapatoria. Los movimientos y acciones de caimanes son aleatorias e incoherentes, sólo liquidan a secundarios introducidos para ser devorados y sólo intervienen en intervalos en un escenario de logística y disposición confusa y mal presentada en la puesta en escena. Y el filme es mucho menos divertido de lo que debiera, resultando predecible, largo para el ritmo que presenta y lastrado por un conflicto de resentimiento paterno-filial risible, en el que no ayudan nada los pésimos diálogos y pobre labor de los intérpretes. Está todo lo que se lo podía pedir, pero todo en dosis pequeñas y muy poco elaboradas.
Sencilla, tensa y concisa, Infierno bajo el agua da el entretenimiento veraniego que se espera que ofrezca siempre que no se analice con demasiada atención.
Comprendida desde el prisma del terror, el filme apenas nos arranca un par de sobresaltos. Nunca sentimos realmente que nuestros héroes estén en peligro, pues sus perseguidores nunca les plantean una amenaza real. El mayor absurdo de los muchos que trufan el metraje es cómo los caimanes, de manera arbitraria, no despachan a sus víctimas en situaciones en las que no tienen escapatoria. Los movimientos y acciones de caimanes son aleatorias e incoherentes, sólo liquidan a secundarios introducidos para ser devorados y sólo intervienen en intervalos en un escenario de logística y disposición confusa y mal presentada en la puesta en escena. Y el filme es mucho menos divertido de lo que debiera, resultando predecible, largo para el ritmo que presenta y lastrado por un conflicto de resentimiento paterno-filial risible, en el que no ayudan nada los pésimos diálogos y pobre labor de los intérpretes. Está todo lo que se lo podía pedir, pero todo en dosis pequeñas y muy poco elaboradas.
Sencilla, tensa y concisa, Infierno bajo el agua da el entretenimiento veraniego que se espera que ofrezca siempre que no se analice con demasiada atención.