Creo que lo que hace interesante a esta película es lo que está fuera de ella. Pero, claro, eso no quiere decir que la película, en sí, sea interesante. Es una película sin más; está bien rodada y es agradable de ver.

Cobeaga y el guionista repiten los patrones que les han funcionado en películas anteriores, pero bastante desvirtuados: esas escenas de tensión que se ven venir casi todo el rato, ese Julián López como contrapunto que parece una mala copia de sus personajes en otras pelis de Cobeaga, esas frases lapidarias que parecen estar metidas en el guión con el único objetivo de ser citadas y que veamos lo inteligente que es (y somos) y lo rompetabúes que es (y somos), etc. Pero son rápidamente olvidables...

Tiene a su favor que los ánimos están caldeados y quizá eso le dé cierta proyección, pero es que ni siquiera rompe tabúes, ni roza los límites del humor. No creo que plantee ese debate siquiera. Creo que es algo que estamos poniendo los demás y que damos por hecho que esta película, por su tema, tratamiento, personajes, distensión o yo que sé... los rompe.