Jim Carrey estaba en pleno éxito con todas las comedias en las que se dedica a dar recitales de poses y muecas con más o menos gracia y estaba a punto de llegar su primer peliculón en donde su papel le exige una cierta seriedad; El show de Truman. Entre que este llegaba y no, llegó Mentiroso compulsivo, que viene a ser el tipo de comedia para explotar al actor cómico en cuestión en pleno éxito y que justamente acaba mostrando que ese éxito lleva camino de ser temporal. La película es un bajón en el nivel. Quizá no desmesurado, en tanto que sus anteriores películas tampoco son nada demasiado destacable, pero esta es, sin duda alguna, inferior. Es la primera de un camino hacia un descenso que por suerte fue capaz de detener a tiempo.

Aún así, ahí está. Recordándonos que las carreras de los actores tienen altibajos.

La película tiene algún momentillo interesante, simpático y poco más. No da risa como pueden dar otras comedias de este estilo, pero bueno, con Carrey sabes a lo que te expones. También es lo que Shadyac llevaba haciendo, poco más o menos, así que tampoco fue una sorpresa por su parte el tipo de película.

Es posible que lo peor que tenga es ese rollito moralizante que meten. O más que esto, que lo meten en todas y cada una de las películas que nos traen desde allí y normalmente no protestamos, lo que molesta es como lo meten y lo descarado que es. Aunque bueno, esto también es la forma habitual de las películas. Si aquí molesta más esto es porque es más obvio incluso.