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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de critikator:
3
Ciencia ficción. Fantástico. Acción Los X-Men luchan por la supervivencia de la especie en una guerra que se desarrolla en épocas diferentes. Los personajes de la trilogía cinematográfica original de “X-Men” unen sus fuerzas a las que ellos mismos poseían en el pasado, cuando eran más jóvenes (tal y como aparecen en “X-Men: Primera generación”), para cambiar un importante acontecimiento histórico y librar una épica batalla que podría salvar nuestro futuro. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2023
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Está claro que absolutamente toda película que trate de "superhéroes" o de temas afines, como en este caso de los mutantes, requiere de una marcada suspensión de la incredulidad, en aras del buen espectáculo.

Por ejemplo, si nos ponemos a analizarlo con un mínimo de cuidado, toda la saga X-men falla fuertemente por la base, dado que si un conjunto de personas experimentase mutaciones genéticas aparentemente debidas a la radiación producida por las explosiones nucleares de los años '40 (según se nos relata en "X-men: Primera Generación"), lo que realmente encontraríamos sería deformidades, tumores, órganos deficientes, reducida expectativa de vida, etc., y ciertamente no, salvo con probabilidad de una en billones o aún menos, estas impresionantes ventajas evolutivas que poseen los personajes de la saga: regeneración casi instantánea de tejidos, telepatía, manipulación de metales, telequinesis, capacidades de volar o de manejar el clima, o incluso de moverse a velocidades portentosas y experimentar aceleraciones gigantescas sin sufrir daño alguno, etc. No descubro nada al afirmar que, si nos pusiésemos a analizarlo con cuidado, es evidente que la saga completa carecería de sentido racional alguno. Y todo esto hablando simplemente de lo que es el punto de partida de este grupo de películas, y sin abocarnos a mencionar ni analizar todas las imposibilidades adicionales que inevitablemente aparecen en cada una de ellas.

Pero, y este es un gran "pero", todas estas irrealidades son de hecho parte del paquete, una marca de fábrica implícita en este tipo de relatos. Se trata de lo que nos hace disfrutar de las películas e historietas del género de superhéroes. La suspensión de la incredulidad es un requerimiento básico para entrar en este mundo, y, como tantos otros espectadores, la he practicado a gusto con toda la saga X-men.

Sin embargo, todo tiene un límite. Porque existe una delgada línea que separa las consideraciones previas, de lo que de hecho es la impericia de un guionista que se muestra incapaz de construir un relato eficaz y atractivo sin tener que recurrir al absurdo constante y permanente.

No recuerdo ahora las palabras exactas que utilizó, pero Lovecraft expresó la idea de que un buen cuento de terror debe contener un único elemento sobrenatural, ajeno a la lógica y a las leyes de la física, debiendo todo lo demás ajustarse a las reglas cotidianas de este mundo. En caso contrario, perdemos el punto de referencia, el marco conceptual. Si la narración se torna poco creíble, el miedo, y con ello la eficacia del relato, desaparece.

Y el mismo concepto podría aplicarse a las cintas de mutantes: si el absurdo es ubicuo y permanente, la credibilidad de la historia se torna nula, y esto nos distrae totalmente. Nos desenganchamos. O al menos, eso es lo que me ha sucedido a mí en particular, en el caso de esta película (sigo en spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
critikator
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